viernes
7 y 9
7 y 9
El programa de Música de esa universidad cumple dos
décadas y muchas metas se han alcanzado en el proceso.
Caminar por los pasillos del bloque de música de Eafit es un festín para los sentidos. Apenas se abre levemente alguna de las puertas de los salones de ensayo, se escapa una que otra melodía proveniente de un piano, un oboe o una trompeta, mientras en el salón de al frente el ritmo que lleva un baterista se contiene entre cuatro paredes insonorizadas.
Hoy en día, cuesta pensar que hace 20 años había solamente 6 profesores y 15 alumnos en el recién inaugurado departamento de Música de Eafit. Ahora, tras dos décadas de esfuerzos, son 190 los estudiantes que están inscritos en el pregrado.
Manos a la obra
Hilda María Olaya, actual directora ejecutiva de la Orquesta Sinfónica Eafit, recuerda cómo fue llegar con la idea de empezar un programa dedicado 100 por ciento a la música en esa institución educativa en agosto de 1997. “¿Quieres abrir un programa de música? Estás loca”, fue la respuesta que dio el entonces rector de la universidad, Juan Felipe Gaviria Gutiérrez.
Pero la reacción de sorpresa fue corta y pronto llegó el impulso para darle alas a la idea. Olaya sentía que hacía falta un programa que fortaleciera la excelencia académica profesional para los músicos en la ciudad. Se puso en contacto con la maestra Cecilia Espinosa y juntas decidieron empezar a moldear el pénsum que tenían en su cabeza. Fueron encontrando aliados para presentar una propuesta cada vez más sólida.
“Pretendíamos darles una respuesta a Medellín y al país frente a ciertas cosas que no estaban funcionando bien en los programas musicales de ese entonces. Debíamos proveer una educación de mejor calidad”, contó la maestra Espinosa.
Para sorpresa de las dos, la idea gustó y apenas seis meses después se le abría la puerta al primer programa artístico de la institución.
Hubo áreas que empezaron a desarrollarse con fuerza desde el principio, “el énfasis en dirección, que no se veía para ese entonces en pregrados, fue un avance académico para el país”, dijo Espinosa.
Después de los primeros años se empezaron a ver buenos resultados. “La gran satisfacción fue que muchos de los egresados pasaron a programas de posgrado a nivel internacional, lo cual para nosotros fue una tranquilidad enorme porque era una señal de que estábamos haciendo algo bien”.
En la actualidad, uno de los diferenciales del pregrado de música frente a otros es que las clases son personalizadas de acuerdo con el énfasis que escoja el estudiante, lo cuál enriquece el aprendizaje.
Para el departamento es motivo de orgullo que entre el 60 y el 80 por ciento de sus estudiantes son becados, bien sea por Eafit o por diversas fundaciones e instituciones, debido a su talento.