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¿Spotify nos hace escuchar artistas que no existen? Así es el sistema secreto de la app

Una investigación revela que la app musical inunda sus listas más populares con música producida en masa por artistas ficticios para abaratar costos, debilitando el trabajo de músicos reales.

  • Varias playlists, como Deep Sleep, Concentración Perfecta y Ambient Relaxationsustituyeron progresivamente a artistas reales, como Brian Eno o Jon Hopkins, por música de stock sin rostro ni biografía. ¿Qué implica esto en términos éticos para la industria musical? FOTO EL COLOMBIANO-IA
    Varias playlists, como Deep Sleep, Concentración Perfecta y Ambient Relaxationsustituyeron progresivamente a artistas reales, como Brian Eno o Jon Hopkins, por música de stock sin rostro ni biografía. ¿Qué implica esto en términos éticos para la industria musical? FOTO EL COLOMBIANO-IA
  • Hay ejemplos como “Ekfat”, un supuesto productor islandés con millones de reproducciones, que fue descrito por investigadores como una “invención total”, con biografía ficticia e imagen genérica. FOTO EL COLOMBIANO-IA
    Hay ejemplos como “Ekfat”, un supuesto productor islandés con millones de reproducciones, que fue descrito por investigadores como una “invención total”, con biografía ficticia e imagen genérica. FOTO EL COLOMBIANO-IA
11 de junio de 2025
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Desde hace más de una década, en la industria musical hay un rumor que se ha compartido a voz baja por miedo a represalias de uno de los actores más importantes del mercado internacional: Spotify posiciona como autores verificados a músicos contratados para producir canciones en serie, una tras otra, ocultos tras seudónimos y nombres falsos, incluyéndolos en sus listas de reproducción (playlists) más escuchadas, quitándole participación a artistas reales y emergentes.

El objetivo de la app es reducir sus pagos en regalías, abaratar costos de operación y llenar la plataforma de contenido funcional sin un vínculo real con la creación musical.

Tras varios años de investigación, esa denuncia por fin tiene pruebas concretas sobre cómo funciona ese sistema al interior de la compañía sueca de streaming; la periodista neoyorquina Liz Pelly, autora del libro Mood Machine, logró acceder a documentos internos, entrevistar a empleados y rastrear el origen de esta música anónima con la que la plataforma musical ha engañado a sus usuarios durante años.

“Salvar a la industria musical no era lo mismo que salvar a los músicos”, dice Pelly. Aunque Spotify asegura entregar el 70 % de sus ingresos a los titulares de derechos, el modelo de reparto favorece de forma abrumadora a las grandes discográficas. En paralelo, el sistema bautizado como Perfect Fit Content (PFC) le permite a la plataforma llenar playlists como Deep Sleep, Concentración Perfecta, Ambient Relaxation, Lounge, Clasic Jazz cocktail o Morning Chill, entre otras, con canciones baratas, sin historia ni autoría visible.

Un estudio interno de la compañía, hace una década, reveló que buena parte de los usuarios “no acudían a la plataforma para escuchar artistas o álbumes específicos; simplemente necesitaban algo que les sirviera de banda sonora”. Según una fuente cercana a Spotify, citada por Pelly, la empresa razonó: “¿Para qué pagar regalías completas si los usuarios solo escuchaban a medias?”.

Así nació el programa PFC, que en 2017 fue presentado a los editores como una herramienta para aumentar los márgenes de rentabilidad. En sus paneles internos, los editores comenzaron a ver un nuevo indicador: el porcentaje de canciones con “mejores márgenes” por ser producidas específicamente para esas listas de estado de ánimo.

Según revela la reportera en su libro y en un ensayo publicado en la revista Harper’s, para 2023 un equipo de solo diez personas conocido como StraP (Programación Estratégica) supervisaba cientos de listas y medía cada trimestre el crecimiento del contenido PFC.

Lea también: ¿Incentivar el consumo o la trampa? Una nueva función de Spotify permitirá ver las cifras de reproducción de los pódcast

Aunque Spotify niega querer aumentar su presencia, Liz Pelly revisó mensajes internos en Slack, una app de comunicación interna de la empresa, donde miembros del equipo analizaban cómo incrementar el volumen de estas reproducciones.

¿Cómo funciona el esquema de creación con artistas falsos?

Las canciones provienen de empresas como Epidemic Sound o Firefly Entertainment, expertas en música de fondo para televisión o anuncios. Muchos de estos temas musicales son firmados bajo alias como Ekfat, un supuesto productor islandés con una biografía “totalmente inventada”, según confirmó un editor de tecnología del diario sueco Dagens Nyheter, que en 2022 reveló que unos veinte compositores estaban detrás de más de 500 “artistas” falsos en Spotify.

Algunos de estos músicos pueden crear “una docena de canciones en una hora”, según testimonios recogidos por Pelly. Se trata de compositores por encargo, contratados en masa, sin derechos sobre su obra. “A menudo deben ceder el control de ciertos derechos de regalías que, si una canción se populariza, podrían ser muy lucrativos”, explica.

Desde 2017, playlists como Ambient Chill comenzaron a sustituir a artistas como Brian Eno, Bibio o Jon Hopkins por estos nuevos contenidos anónimos. Aunque Spotify asegura que no crea directamente estos artistas, Pelly subraya que “la compañía no llegó a negar que los hubiera añadido a sus listas de reproducción”.

Internamente, algunos curadores se resistieron a usar este tipo de música. “Quizás debería haber preguntado más —dijo un exeditor—, pero simplemente pensé: ‘¿Cómo puedo mezclar esta música con artistas que me gustan sin que destaque?’”. Para resolver ese rechazo, Spotify contrató editores menos comprometidos con el modelo tradicional y los asignó a listas de “estado de ánimo y actividad”, donde PFC es hoy dominante.

Hay ejemplos como “Ekfat”, un supuesto productor islandés con millones de reproducciones, que fue descrito por investigadores como una “invención total”, con biografía ficticia e imagen genérica. FOTO EL COLOMBIANO-IA
Hay ejemplos como “Ekfat”, un supuesto productor islandés con millones de reproducciones, que fue descrito por investigadores como una “invención total”, con biografía ficticia e imagen genérica. FOTO EL COLOMBIANO-IA

Más allá de lo económico, lo que Pelly denuncia es la transformación de la experiencia musical: del descubrimiento y la emoción a una escucha pasiva diseñada por algoritmos. “Los servicios de streaming intentan envolver las canciones en formas que esperan que apelen a la sensación de ser únicos o especiales, o simplemente a lo que los usuarios harán clic”, dice en entrevista con el diario El País. En lugar de géneros, escenas o sellos, las listas agrupan canciones según emociones genéricas y actividades cotidianas.

Según la investigadora, este modelo rompe un vínculo fundamental: “Presenta la imagen de un futuro en el que, a medida que los servicios de streaming relegan la música a un segundo plano y normalizan el relleno anónimo y económico de listas de reproducción, la relación entre oyente y artista podría romperse por completo”.

Mientras tanto, los músicos reales enfrentan métricas exigentes, presión de visibilidad constante y la necesidad de actuar también como estrategas de marketing digital. “Es un engorro tener que ser, además, gestor de redes sociales y especialista en marketing a tiempo completo”, concluye.

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