Con los últimos atardeceres de la tierra y sus tonalidades como escenario se desenvuelve El Sueño de Pedro (o los sueños) de Parlantes. No es una creación musical apocalíptica que resulta de un confinamiento de seis meses, es un EP de cuatro canciones que el grupo de Medellín creó cuando reunirse y ensayar todavía era la rutina más natural. Ese hábito extinguido que antes podía darse cada semana parece, más bien, una de las peores señales del fin del mundo.
Se estrena este viernes y es la primera producción que presenta Parlantes desde Todo Esto Eran Mangas de 2016. En estos meses, aunque no han podido retomar esos espacios de complicidad musical, durante la cuarentena lograron acelerar toda la parte final de mezcla y masterización en el Alto Estudio.
Los temas tienen un hilo conductor al sueño, empezando por su sentido más onírico con la canción que nombra el trabajo. Arrancó a partir de dos sueños que el bajista Pedro Villa le contó al vocalista Camilo Suárez. En uno, animales dormían en una playa y en el otro el diablo aparecía en un garaje por la ochenta. Desde esos dos episodios fueron tejiendo el tema.
“Hay algo particular, así tengan un referente anecdótico identificable, no hay nada más amplio en términos de asociaciones que un sueño”, apunta Suárez. “Así fuera un sueño que tuvo Pedro, participa en su sustancia como todos vivimos el sueño”. Además, la letra incluyó guiños a varios símbolos judeocristianos, en los que los sueños han tenido una gran importancia.
A toda velocidad
Sobre una bicicleta, el grupo también presenta Biela, el primer corte del disco que sale en video y que permitió que sus oyentes hicieran parte del clip. Este es el lado del EP en el que el sueño es más bien anhelo, representado en eso que despierta el ciclismo entre los colombianos. “El ciclismo tiene una condición interesante: se trata de un ser humano y una máquina de un modo muy particular, como una especie de centauro mecánico que además permite recorrer la geografía”, cuenta Suárez.
“De todas maneras se puede experimentar muy bien desde uno que no es un atleta, se puede ser un aficionado e igual tener esa identificación muy firme con la bicicleta”, expresa el guitarrista Juan Camilo Orozco, quién estuvo detrás del montaje del video.
Y por el lado musical la conexión con ese deporte que en tantos momentos tiene pinta de una gesta épica, “el bajo que hace Pedro y el ritmo de la batería están sugiriendo la cadencia de la biela, ese agite de la máquina. Una mecánica repetitiva, pero de la que no te podés bajar”, señala el tecladista Fredy Henao.