Desde hace cuatro años, las obras de ilustradores paisas y de otras ciudades del país se exhiben en Casa Tragaluz. Este fin de semana, el Salón de Ilustración, organizado por la editorial en alianza con la caja de compensación Comfenalco, celebrará su cuarta edición con el propósito de reunir a los artistas más talentosos de Colombia.
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Este año, el evento contará con dos sedes. El primer día, viernes 31, los ilustradores participantes se reunieron en la Cámara de Comercio para asistir a una charla con los artistas mexicanos Armando Fonseca y Amanda Mijangos, dos de las figuras más destacadas de la ilustración editorial contemporánea.
Uno de los espacios centrales del Salón es la Rueda de Conexiones, en la que este año participaron 40 empresas interesadas en establecer relaciones comerciales con ilustradores. Uno de los principales objetivos del evento es que, además de visibilizar su talento, los artistas amplíen sus oportunidades laborales. Por eso, la rueda consiste en conversar sobre posibles colaboraciones que, en el futuro, podrían convertirse en la cara gráfica de productos y marcas en redes sociales.
Y, por supuesto, también estará la exposición y muestra comercial, que se realizará este sábado 1 de noviembre en Casa Tragaluz, ubicada en El Poblado. En 2025, se postularon 216 ilustradores de Medellín y otras ciudades para participar en el Salón, de los cuales fueron seleccionados 60.
EL COLOMBIANO conversó con tres de los artistas cuyas obras hacen parte de este evento:
Mateo Montoya Reyes, “Clayman”
Más conocido como Clayman, Mateo es de Palmira, Valle del Cauca, y asegura que desde niño ha sido un apasionado por lo manual, por esperar para obtener el resultado de una creación que él mismo hizo. Montoya es diseñador gráfico de la Universidad del Valle y actualmente es ilustrador. Pero, contrario a lo que uno pensaría, no solo se dedica al dibujo, ya que como él bien lo explica, en la ilustración pueden emplearse otras técnicas diferentes a esta.
En su trabajo están presentes más que el papel y el lápiz: Mateo realiza figuras utilizando porcelanicrón, alambra y telas para darle vida a diferentes escenas y personajes que luego lleva a la ilustración. Ha trabajado con la reconocida joyera colombiana Daniela Salcedo, con la marca de ropa GEF y con Orsai, la revista cultural argentina creada por el destacado periodista Hernán Casciari.
“De alguna manera, uno como ser humano se va impregnando de todo: desde lo que ve cuando va en el transporte público, hasta las vivencias, las experiencias y lo que va sintiendo en el transcurso de la vida. Pero siento que, si algo ha dejado huella en mí –y se puede ver en mi trabajo, aunque de forma no intencionada, fortuita–, es la nostalgia. Siento que, de alguna manera, mi trabajo está cargado de esa sensación de extrañar, de honrar las cosas pequeñas que uno tenía cuando era niño. Esos sentimientos que, ya de adulto, no se pueden recuperar por más que uno lo intente”, explica Clayman cuando habla de aquello que lo inspira al momento de crear.
Elizabeth Orozco Benjumea, “Una Eli Más”
Elizabeth, de 33 años, es de Medellín y es diseñadora gráfica. Desde hace aproximadamente 2 o 3 años tomó la decisión de dedicarse completamente hacia la ilustración. En su caso, la inspiración proviene de lo sencillo, de lo que está presente en el día a día: “Soy una persona a la que le gusta ver belleza en lo cotidiano. O sea, yo salgo a la calle y veo belleza en cada cosa: en un árbol, en la ardilla que pasó, en ese carro tan raro, en esa persona que miró o dijo algo. Me gusta ser esa persona que absorbe todo lo que hay a su alrededor y lo convierte en arte”, afirma.
Una Eli Más, como se conoce artísticamente, ha colaborado con diferentes marcas locales como restaurantes y cafés.
Hoy en día, Orozco asegura que su trabajo está estrechamente relacionado con Medellín, con hablar de su ciudad y mostrar cómo es. “Mi arte habla de lo que somos, de nuestras raíces y de lo que habita en mi mente”, explica.
Daniel Martínez, “Daniel Gavilán”
Daniel Gavilan tiene 33 años, nació en Pasto y desde hace más de 15 vive dedicado a la ilustración. Aunque su proyecto artístico nació y se consolidó en Bogotá, su mirada está puesta en distintos lenguajes: el mural, la ilustración editorial, la gestión cultural y la serigrafía. “Mi estilo está muy basado en el lowbrow, un movimiento estadounidense que interpreta la realidad de una forma muy personal”, explica.
Ha colaborado con artistas y agrupaciones como Briela Ojeda, El Bosco, Sisonbeats y Harden, entre otros. También es ilustrador del Diccionario salsero y del libro Norma Rappa, un proyecto realizado junto al escritor Santiago Cembrano. “Tengo la fortuna de hacerle portadas a gente que admiro, a proyectos que escucho hace mucho tiempo”, cuenta. Para él, escuchar las canciones antes de que salgan es una forma de entender lo que quiere narrar visualmente y de asumir una responsabilidad frente a la imagen que acompañará esa música.
Participar en el Salón de Ilustración de Casa Tragaluz ha sido, dice, una oportunidad para fortalecer el gremio y conectar con nuevos públicos. “Estos espacios son muy importantes para que los ilustradores, tanto los nuevos como los que llevamos tiempo, podamos consolidar nuestros proyectos y crear redes”, asegura. Para Gavilán, la ilustración es, ante todo, una manera de contar historias con ritmo y color, de transformar lo que se escucha en lo que se ve.