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En “Cantos que inundan el río” se busca la alegría

  • Los realizadores pasaron siete años en el territorio para captar todos los matices de la historia. FOTOGRAMA cortesía
    Los realizadores pasaron siete años en el territorio para captar todos los matices de la historia. FOTOGRAMA cortesía
21 de julio de 2022
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Llega hoy a salas de cine seleccionadas de Medellín, el documental Cantos que inundan el río del director Germán Arango (Luckas Perro) y la productora Ana María Muñoz, que tiene como protagonista a Oneida Orejuela Barco, una cantadora de Pogue, corregimiento de Bojayá, en el Chocó.

El equipo de producción se tomó siete años en el territorio para contar la historia de Orjuela, una mujer que aprendió desde niña la tradición de cantar a los muertos para acompañarlos en su viaje al purgatorio. Con el tiempo, se volvió compositora y dentro de sus cantos empezó a narrar lo que padecía su comunidad, con el anhelo de algún día cantarle a la alegría.

El documental recopila sus cantos (incluye alrededor de quince canciones), la forma en que los comparte con la comunidad, su historia personal y lo que sucede actualmente en este territorio marcado por la guerra, que después del proceso de paz tuvo la esperanza de encontrar tranquilidad, pero que sigue sufriendo las consecuencias de estar en una zona de interés para diferentes actores ilegales.

En su recorrido por festivales, la película resultó ganadora del premio a mejor película documental en el Festival Cinelatino Toulouse, en Francia, y fue exhibida en HotDocs 2021, en Canadá; el Colombia Film Festival, en Nueva York; el Chicago Cine Latino, en Estados Unidos, y Festival de Cine y Artes Audiovisuales Miradas Medellín.

Visibilizar y retornar

Además de mostrar el dolor permanente de la comunidad, con el fin de obtener alguna atención de las instituciones, la producción quiere aportar recursos para la construcción de una Casa del Canto en Pogue, que apoye la labor de las cantadoras, permitiéndoles mantener el semillero de alabados y hacer un trabajo pedagógico, que puede llegar a impactar a cerca de 50 niños y niñas del corregimiento.

Con la exhibición se espera crear comunidad alrededor de las Cantadoras y reconocer su oficio, que es al tiempo, memoria, construcción de paz y cultura. Según la producción, con su canto, ellas transmiten un sentimiento de empatía con el entorno y la fuerza de sus comunidades ante los embates constantes de los diferentes actores del conflicto. “Buscamos que la película se sume a este momento de transformación de un país al que le urge reconocer sus heridas, su dolor, para construir juntos la reconciliación y el desmonte de una guerra que no solo está en los fusiles, también en las mentes y en los corazones”, afirman Ana María Muñoz y Luckas Perro.

La cinta espera llevar a la acción a los espectadores, para que hagan parte de la Casa del Canto, pero que también hagan lo propio a nivel individual para la construcción de paz.

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