Ubicado en el teatro Aranzazu, en el municipio de La Ceja, el cine-club La linterna mágica, nació de la idea de crear un festival de cine, de “convertir este lugar en Cejawood, evocando a Caliwood dónde viví”, cuenta el escritor Henry Posada, quien inició todo este proyecto al mudarse a este municipio del oriente antioqueño.
Su primer paso fue buscar al cineasta Víctor Gaviria quien ayudó a darle forma, como asesor, a ese sueño. Con su ayuda llegó el director de cine Carlos César Arbeláez, quien también acababa de mudarse a ese municipio y se unió al proyecto. Al final se integró el artista plástico Óscar Cardona y con él ya estuvieron listos.
Un día en un café se reunieron los tres y le pasaron al secretario de cultura, Julián Andrés Gaviria, la propuesta de un cine-club, que sirviera como semilla, formando al público y generando el interés por ese arte entre los vecinos. Él los apoyó y les facilitó el segundo piso del Teatro Municipal Aranzazu, cuenta Posada y agrega a modo de principios que lo que buscan es revisar “los ciclos de los grandes cineastas, estudiar documentos como El manifiesto de Oberhausen cuando los cineastas alemanes decidieron distanciarse de los postulados de Hollywood y hacer un cine con otros presupuestos estéticos, estudiar el manifiesto Dogma 95 en el que proponen un cine con historias sencillas, humanas, sin grandes presupuestos, cámara al hombro, sonido directo, luz natural; queremos un laboratorio de estudio sobre lo que amamos: El cine”.