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Una comedia para gente seria

El músico norteamericano presentó su tercer disco, Pure Comedy, el viernes pasado.

  • Father John Misty en Barcelona en 2015, parada de su última gira mundial. FOTO sstock
    Father John Misty en Barcelona en 2015, parada de su última gira mundial. FOTO sstock
10 de abril de 2017
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Quejarse del mundo del entretenimiento, y de la sociedad en la que vivimos, es un tema trillado por músicos de los últimos cuarenta años. Un recurso que se ha usado como excusa creativa una y otra vez por quienes, además, pertenecen a esa misma esfera del espectáculo.

Sin embargo, el nuevo disco de Father John Misty (alter ego del músico multinstrumentalista Joshua Tillman), revisa el tópico de una manera bien íntima y hasta un poco cínica, muy coherente con la carrera del artista y con sus discos anteriores I Love You, Honeybear y Fear Fun.

Pure Comedy está compuesto por trece temas más o menos ligados por la visión sin consideraciones de Tillman y en ellos hay golpes de mayor intensidad (Total Entertainment Forever) y otros más sosegados (Birdie o So I’m Growing Old on Magic Mountain). Cortes de hasta trece minutos (Leaving LA) y piezas de tres minutos (Smoochie o Total Entertainment Forever). No se puede negar que en este álbum el dinamismo de una orquestación bien administrada es lo que crea consistencia. Fue producido por Jonathan Wilson y por el músico.

El artista ha tenido unos últimos meses ajetreados: cuatro sencillos incluida la canción homónima del álbum, presentaciones en Saturday Night Live y en la televisión alemana, entrevistas con medios especializados como Pitchfork y Rolling Stone, una gira mundial para acompañar el trabajo con la que va a visitar Japón, Europa y México, y un video que muestra cómo se creó el disco y las grabaciones que él mismo dirigió. La repercusión de los dos trabajos anteriores lo llevaron de un artista con un perfil más bien bajo como solista a megaestrella del indie.

Ser una celebridad no ha hecho que Tillman abandone sus principios, ni que suavice su visión de los tiempos que corren. “Eventualmente, el moribundo inhala por última vez, pero primero revisa su news feed a ver que se va a perder”. Frases puntillosas como esta de la canción Ballad of a Dying Man están sembradas con elocuencia a lo largo de las canciones del disco. Nada menos se puede esperar de un artista que está comprometido con la provocación, como
él mismo lo ha señalado.

Crear polémica para ponernos a pensar: religión, drogas, tecnología. Todos los frentes están cubiertos.

Canciones como Things It Would Have Been Helpful to Know Before the Revolution parecen escritas para los días que vivimos en Medellín, llenos de contaminación y de smog, donde lo que importa es la oferta y la demanda y no respirar aire limpio. Todo contado con el estilo prolijo de Misty sobre una base de piano que acompaña su voz, para rematar con frases llenas de ironía: “Pero hay algunos visionarios entre nosotros desarrollando productos que nos ayuden en la lucha por sobrevivir en esta roca sin dios que se niega a morir”.

“Un frente dice: ‘Mátenlos a todos” y el otro responde: “Pongan a esos asesinos contra la pared”. De cualquier manera la sangre se derrama, gracias a nuestra cooperación. De los dos lados”, canta en la balada para piano Two Wildly Different Perspectives, segundo sencillo que salió a mediados de febrero o “Café en la mañana y alcohol en la noche”, afirma The Memo, lecturas del presente de un artista que está inmerso en esas realidades, que no se considera superior moralmente sino que reconoce que esa es nuestra vida ahora.

Porque este no es un disco pesaroso, ni para deprimirnos por lo que estamos haciendo mal, es solo una visión, el retrato particular expuesto por Tillman.

Este disco es un arma potente del cinismo: música fácil de escuchar, canciones que van desde el blues acústico a la balada country, pero con letras que taladran, que nos desacomodan y que mientras las cantamos estamos pensando en lo incómodos que nos ponen algunas de sus posturas.

Algo en lo que se está haciendo experto Father John Misty, hacerse popular haciéndonos sentir que deberíamos estar haciendo las cosas distintas. Como dice en la canción que bautiza el disco y que sirve de preludio: “Lo único que piden es algo para adormecer el dolor, hasta que no queda nada humano. Sólo la materia aleatoria suspendida en la oscuridad. Pero odio decirlo, pero unos a los otros es todo lo que tenemos”.

Al final, en la comedia irónica de Misty se esconde un poco de esperanza.

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