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El argentino Patricio Cucchi,
nueva cara en el verde, habla de
su carrera, familia, anhelos y Osorio.
En Argentina no todos los futbolistas juegan con el número 10 y menos los delanteros. Para asumir el privilegio de portar un dorsal que hicieron icónico figuras como Mario Kempes, Diego Maradona y hoy Lionel Messi, por solo poner tres ejemplos, se debe marcar diferencias.
En ese orden de ideas el delantero argentino de Nacional, Patricio Cucchi ha portado ese número. Lo hizo en Gimnasia de Mendoza, club del que fue goleador antes de llegar a la institución verdolaga.
El atacante argentino debutó ante Bucaramanga, mostrando cosas interesantes en ataque aunque el gol le fue esquivo.
¿Cómo llega al fútbol?
“Mi papá fue futbolista y desde chico me gustó. Él siempre me acompañó. Inicié en Rosario Central en quinta división, después hice cuarta, reserva y firmé contrato por tres años. Salí a préstamo a Tiro Federal seis meses, y de ahí a Unión de Mar de Plata por un año. Volví a Libertad de Sunchales y decidí rescindir contrato con Central porque no iba a tener minutos y ahí es cuando llego a Gimnasia de Mendoza, club en el que estuve 3 años. Me sentí muy cómodo y me fue muy bien hasta que di el salto a Atlético Nacional”.
¿Su padre llegó al profesionalismo?
“Sí, no en primera división pero lo hizo en equipos como Platense, también hizo inferiores en Central, y carrera en la liga amateur”.
¿Cómo se conforma su familia?
“Mi papá se llama Fabio; mi mamá Jorgelina, tengo dos hermanos: Juliana, que es la del medio, y mi hermano Alejo, que es el menor”.
¿Cuál es su estado civil?
“Estoy en pareja con Rebeca y tengo una hija de dos años, que se llama Siena”.
¿Cómo fue su niñez?
“Siempre viví en un pueblo que se llama Oliveros, queda en la provincia de Santa Fe y tiene 6.000 habitantes. Allí crecí y más o menos en el 2011 me tocó ir a Rosario, cuando quedé en Central y empecé a viajar. Iba, entrenaba y volvía en colectivo. Ya en el segundo año, por comodidad, decidí vivir en Rosario”.
¿Nunca dudó en ser futbolista?
“Siempre quise serlo, pero a veces se te complican las cosas por situaciones de vida. Tuve un momento en el que me tocó no jugar mucho en Mar del Plata y perdimos la categoría en el Nacional B que es la segunda categoría. En esos instantes no recibía llamados de ningún club, no sabía si iba a seguir jugando y hasta se me cruzó por la cabeza dejar el fútbol y dedicarme a trabajar. Sin embargo, me llegó la oportunidad de Libertad de Sunchales, un club de tercera división que había armado un grupo para mantenerse ahí. Tuve la oportunidad de hacer goles y eso me permitió ir a Gimnasia de Mendoza, un club grande y de historia, con el que ascendí. En segunda división fui goleador y eso me dio la oportunidad de estar acá en Nacional”.
¿Qué es lo más difícil que le ha tocado atravesar?
“La pérdida de mis dos abuelos, quienes eran muy cercanos. Respecto a lo deportivo me tocó perder la categoría en Mar del Plata sin tener los minutos que pretendía jugar”.
¿Y lo mejor que ha vivido?
“Sin dudas el nacimiento de mi hija, eso no se compara con nada. Y en lo deportivo ascender con Gimnasia, que era una cuenta pendiente que tenía, porque el primer año que estuve perdimos la final y nos tocó arrancar de cero, pero después se nos dio esa posibilidad y fui el goleador del torneo. Ahora, llegar a Nacional tampoco tiene comparación por su condición de equipo de primera división y el más importante de Colombia”.
¿Qué es lo más lindo que recuerda de sus abuelos?
“Se llamaban Hélida y Pedro. Me encantaba ir a dormir a su casa los viernes, levantarme temprano los sábados e ir al club del pueblo a jugar a la pelota. Es algo imborrable, porque, además, eran muy especiales conmigo. Recuerdo que cada 29 de mes, fecha que se acostumbra comer ñoquis (bolitas de pastas de papa rellenas con queso) en Argentina, ellos me ponían monedas debajo del plato. Yo siempre esperé ese momento con gran ansiedad”.
¿Si el fútbol no aparece en su vida, hoy dónde estaría?
“Habría estudiado Educación Física, ya hice dos años en Rosario, y cuando decidí firmar contrato en Central la dejé, mas que todo por el poco tiempo que me quedaba. Quería dedicarme, de lleno, a ser jugador de fútbol, pero tengo esa cuenta pendiente”.
¿Cuál es el mejor consejo que le han dado?
“Mi familia me ha dado muchos consejos y mi mujer también. De que no baje los brazos, que siga siempre hacia adelante. Obviamente me insistieron en que hay que ser buena gente, buena persona, humilde y no rendirse jamás cuando por ahí las cosas se pongan difíciles. Por el contrario, hay que meterle y darle para adelante porque de todo se puede salir avante. Eso es lo más importante y lo que le voy a tratar de transmitirle a mi hija el día de mañana”.
¿Cómo disfruta el tiempo libre después del fútbol?
“Soy muy casero, tanto yo como mi mujer y mi hija somos muy hogareños, nos gusta compartir ratos juntos, ir a caminar, pasear o tomar mate por ahí, y cada vez que termina un semestre o una temporada y estamos en vacaciones me gusta ir de pesca, y jugar playstation con amigos. Eso lo disfruto un montón”.
¿Qué ha podido conocer de Medellín?
“Llevo muy poco tiempo y no conozco mucho y como no salgo de casa me va costar hacerlo, pero me resta bastante tiempo en el club e iremos recorriéndola de a poco”.
¿Quién lo convenció para venir a Atlético Nacional?
“Desde el día que me enteré quise enfocarme y darle para adelante con esto. Si bien se presentaron propuestas de Argentina y de otros lados, mi cabeza estaba en Nacional, no quería otra cosa. Gracias a Dios se dio y hoy por hoy estamos acá”.
¿Qué era lo que más lo seducía de venir a Nacional?
“Que es un club grande, que representa muchísimo en América, su hinchada es impresionante, también la ciudad y el país. Fueron un conjunto de factores y cosas que inclinaron la balanza para que yo decidiera venir para acá”.
¿Y cuál es la impresión estando acá?
“Las mejores, cuando uno va a llegar a un club se imagina un poco de todo y hoy que me toca estar acá es aún mejor de lo que se puede imaginar, el club es impresionante, las instalaciones, la indumentaria, el trato de la gente es increíble y todo el personal de logística, los que están detrás de nosotros todo el tiempo, el cuerpo técnico, los compañeros. La verdad es que llegué a un club increíble y ojalá pueda estar a la altura de lo que representa esta camiseta”.
¿Cuándo llegan su esposa e hija?
“Iban a hacerlo la semana que pasó, pero se complicó por el tema de un permiso; creo que, si Dios quiere, estarán aquí el lunes”.
¿Qué impresión tiene del técnico Osorio?
“Un tipo muy trabajador, sabe muchísimo y trato de aprenderle todo el tiempo. Nos pide que intentemos jugar en defensa, en el medio y en ataque, que nos tengamos confianza. Llevamos unas 30 sesiones de entrenamiento y nos va dejando muchas cosas claras. Se le nota la jerarquía y la experiencia, ha pasado por muchos lugares, y obviamente que con el corto camino que llevo como profesional (26 años de edad), me va a servir mucho aprender de él”.