Las lágrimas que cayeron por el rostro de Óscar Rivera tienen su explicación. “Llorar también es de hombres”, se le escuchó a uno de los cientos de aficionados al presenciar el triunfo del boyacense en una de las etapas más emblemáticas de la Vuelta a Colombia-2015, la décima, entre Villamaría, Caldas, y el alto de Minas, y en la cual el antioqueño Mauricio Ortega sufrió de principio a fin pero defendió el liderato.
Tras recorrer los 162,2 kilómetros en 4 horas, 8 minutos y 23 segundos, Rivera recordó que el virus que padeció hace tres meses le hizo ceder terreno frente al lote nacional durante la temporada, tanto que pensó que tendría que alejarse del deporte que más ama, el ciclismo.
Pero recalcó que gracias a la paciencia de su equipo -Ebsa-, de la doctora Adriana y en especial de su técnico Rafael Antonio Niño, logró levantarse de la adversidad.
Después de ese sufrimiento vino la calma y la tranquilidad para el ciclista nacido hace 27 años en Santa Rosa de Viterbo, al triunfar ayer en Minas, sitio histórico que había servido de paso para la caravana ciclística pero jamás como final en 65 años de historia de la carrera.
En ese puerto de montaña de primera categoría, ubicado a 2.441 metros sobre el nivel del mar, Rivera entró como un héroe.
Los elogios y aplausos de los aficionados fueron el mejor reconocimiento para el hombre que, a falta de cuatro kilómetros para el final, dio el ataque certero a sus demás rivales para conseguir la victoria más importante, hasta ahora, de su vida.
“Este triunfo es para mi equipo, para mi familia, para todos los que me apoyaron tras una temporada complicada”, expresó Rivera, quien minutos después fue abrazado por el hombre que nunca dudó de su talento, Niño.
Premio a la osadía
Luego de superar el peligroso descenso por Manizales, y el duro llano al borde del río Cauca, en medio de un sol canicular y una temperatura infernal, Rivera no solo aguantó el ritmo impuesto por los candidatos al triunfo sino que también los dejó en el camino a falta de 4 kilómetros de meta.
En los 42 kilómetros de ascenso hacia Minas, Rivera aguantó el ritmo impuesto por José Rujano, Hernán Aguirre, Camilo Gómez, Luis Felipe Laverde, Alexis Camacho, Mauricio Ortega y Óscar Sevilla, estos dos últimos que se batieron en los metros finales como dos leones.
Rivera aprovechó el marcaje de los favoritos para irse en solitario y vencer, luego de invertir cerca de una hora y 38 minutos en la dura escalada. En el podio, cargado de felicidad, sus ojos verdes brillaron con más fuerza.
Pero si Rivera se batió como una fiera, atrás los demás también lo hacían.
Mientras la alta temperatura hacía estragos en un ascenso que parecía interminable, Ortega luchaba para defender su liderato y Sevilla para arrebatárselo. Y calcado, como la etapa anterior, el español, al entrar segundo, le descontó 17 segundos al antioqueño en la general, y ahora está a 22 de él.
Ortega, que se cayó en los primeros kilómetros de la fracción, cambió de bicicleta, la cual sufrió fallas mecánicas luego, y se mostró tranquilo.
“Sevilla está rodando muy fuerte, pero quedan etapas muy duras y complicadas. Tengo un gran equipo, y seguro daré la pelea hasta el final”, expresó Ortega, quien terminó cuarto, detrás de Alejandro Ramírez, ambos a 27 segundos.
El espectáculo está garantizado hasta el final de la Vuelta, una de las más emocionantes de los últimos años y de seguro por escasos segundos .