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El desafiante momento que le plantea la pandemia a la Vuelta
Será el primer evento deportivo con público y desarrollo por varias regiones del país luego de levantarse la cuarentena. Serán 135 corredores de 17 formaciones.
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Los corredores del Orgullo Paisa afrontaron la etapa final de preparación para la Vuelta con las medidas de protección necesarias. FOTO JAIME PÉREZ
13 de noviembre de 2020
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Ni con la adversidad de cuando se corrían las etapas atravesando carreteras destapadas por la rústica geografía colombiana de las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta, ni con la zozobra de un país en conflicto interno de los ochenta, la Vuelta a Colombia ha frenado su andar desde que comenzó a celebrarse en 1951. Tampoco hoy, en medio de la incertidumbre que se vive por la crisis sanitaria que despertó el coronavirus.
La prueba de ciclismo más tradicional del país suma 70 años de historia desde cuando se organizó una incipiente competencia que tuvo como primer campeón al cundinamarqués Efraín “Zipa” Forero.
Y para celebrarla, este año se efectuará entre hoy y el 22 de los corrientes, convirtiéndose en el primer evento deportivo con público a lo largo de los 1.196,4 kilómetros repartidos en diez etapas por Boyacá, Cundinamarca, Tolima, Quindío, Risaralda, Caldas y Antioquia.
Hace cuatro semanas, el calendario se retomó con la Vuelta al Tolima y, posteriormente, las vueltas a Antioquia y la Juventud, esta última en el Meta.
¿Cómo planean realizar esta cita para garantizar su desarrollo en medio de una pandemia?
El tema delicado es el manejo de los protocolos de bioseguridad acorde a los lineamientos del gobierno nacional pues el giro colombiano mueve buena cantidad de personas además de 135 corredores de 17 equipos.
Como lo revelan sus promotores (Federación Colombiana de Ciclismo), intervendrán cerca de 700 individuos, entre ciclistas, staff técnico, jueces, comisarios, logística, fuerza pública, medios de comunicación, patrocinadores y médicos.
Recientemente, pese al rebrote del virus en Europa, con 13 millones de infectados por covid y 317.000 muertes según datos del Centro Europeo para el control de las Enfermedades, se efectuaron, y con amague de cancelación, el Tour de Francia (29 de agosto al 20 de septiembre), el Giro de Italia (29 de agosto al 20 de septiembre) y la Vuelta a España (20 de octubre al 8 de noviembre).
Ante un gran reto
En Colombia, como lo informó el Ministerio de Salud y Protección Social, la pandemia no ha frenado (hasta el miércoles el país registraba 61.714 casos activos de contagio y 33.148 muertes a causa del virus). Y por ello celebrar una prueba como la Vuelta es un desafío mayúsculo por el interés que tiene el ciclismo entre la población.
Para el vicepresidente de la Federación Colombiana de Ciclismo, Hernando Zuluaga, los certámenes que se planean actualmente no dejan de ser retadores, sobre todo frente a un tema que aún no tiene solución como la covid-19, aunque resalta que, con el trabajo que vienen adelantando, las estrictas medidas, la enseñanza que dejan otras pruebas pospandemia y la responsabilidad de cada persona se pueden brindar garantías para el buen desarrollo de estos.
“En realidad, ante tanta cantidad de público que se reunirá para hacer presencia en las calles, estamos frente a una responsabilidad grande. Lo importante es que se cumplan los protocolos de bioseguridad -ver gráfico- y que la gente tome conciencia para cuidarse en sus burbujas, en los hoteles, que no estén saliendo cuando no sea necesario”, comentó Zuluaga.
El dirigente añade que se busca que los equipos puedan tener actividad, eso sí, que la prioridad es velar por la salud de quienes estén en la carrera.
Por su parte, Mauricio Vargas, presidente de la Fedeciclismo, indica que la competición europea no solo les ha servido para adoptar medidas similares, también para ser más estrictos.
“Estamos aprendiendo de la nueva experiencia, un mundo distinto, pero nos tenemos que acostumbrar a él. Los protocolos que hicimos con la parte médica del Ministerio del Deporte son rigurosos y hay cosas en las que nos exigimos más”.
Entre ellas, Vargas manifiesta que a cada ciclista, técnicos, acompañantes y auxiliares se les tomará una muestra de temperatura diaria, y tendrán que presentar un informe de su estado de salud. “Se les pondrá cada día una manilla de color distinto para identificar que están libres de covid, quien no la tenga no tomará la salida”.
Vargas señala que tendrán, además, una cápsula covid, consistente en un grupo médico destinado para hacer el seguimiento en sitio de las condiciones de salud de los participantes, integrado por un galeno, dos enfermeras, un bacteriólogo y paramédicos, la cual hará control durante y después de la competencia, incluso en los hoteles donde se hospedará la caravana ciclística.
A las vez toda persona que integre la comitiva deberá sacar el examen del coronavirus, máximo, dos días antes de la primera fracción en Villa de Leyva (Boyacá). Vargas subraya que si hay alguien con síntomas del virus, de inmediato será retirado. En el encuentro tolimense once personas arrojaron positivo, en el de Antioquia, cinco.
Frente a la premiación y entrevistas de los deportistas será similar como en las grandes carreras: de manera restringida, a dos metros de distancia, o, en la mayoría de veces, con un vocero de la organización que compartirá las declaraciones del encuestado a los periodistas.
Confianza y optimismo
El antioqueño Raúl Mesa, técnico del equipo EPM-Scott, que ganó en la Vuelta a Tolima con Aldemar Reyes y en la de Antioquia con Alexander Gil, manifiesta que estas experiencias fueron determinantes para demostrar que a pesar del riesgo por contagio, sí se pueden ejecutar los eventos.
“Sin carreras pensamos que el ciclismo se nos iba a ir patas arriba. Pero, no, el fervor continúa”, dice Mesa. “Hubo demasiada gente en las llegadas de cada etapa, pero respetuosa, alentaban al deportista aunque no salían detrás de ellos como locos. En la firma de planilla, requisito para que un pedalista corra cada fracción, se le tomaba una foto a todo el equipo. Son alternativas que ayudan a que no se esté manipulando diferentes elementos como lapiceros y hojas y así hay menor porcentaje de contagio”, agrega.
De gran interés
Rubén Galeano, director de eventos de Fedeciclismo, explicó el impacto social de una carrera como la Vuelta. “En su paso por los distintos lugares se pueden ocupar entre 18 y 20 hoteles. En sí se da una gran reactivación económica, pues hay ocupación hotelera, se consumen alimentos, se mueven los restaurantes, supermercados así como el turismo y centros comerciales”.
Galeano informó que en la reciente Vuelta de la Juventud a la economía del Meta le entró cerca de $1.000 millones.
“Hasta el sector salud se beneficia porque se generan más o menos 150 millones de pesos con los exámenes covid practicados. También hay más empleo porque se requiere mayor personal para el logística. Antes, quienes hacían los controles médicos eran seis personas, ahora serán 16. A la vez, como son 120 carros dentro de la prueba, se debe pagar peajes y gastar en gasolina”, señaló Galeano, al añadir que la Vuelta le cuesta a los organizadores unos $1.500 millones.
“Detrás de un ciclista, masajista, técnico, mecánico, juez, dirigente... hay una familia. Entonces se aplaude un evento como este porque el ciclismo es como un trabajo y se depende de él para sobrevivir”, dijo Galeano.
Tres meses después de la fecha propuesta, la Vuelta a Colombia, cuyo último campeón fue Fabio Duarte, se pone en marcha. La otra carrera grande del año (Tour 2.1) fue del 11 al 16 de febrero.
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