Mateo lleva el diez sobre la cabeza y en su corazón.
El juego por las bandas y los goles que convierte en la portería son argumentos que hablan por él.
Mateo Gil es uno de los tantos jugadores de polo acuático de Copacabana que nacieron bajo el influjo de dos figuras internacionales: Andrés Aguilar y Jorge Montoya “Chipea”, quienes marcaron una época de este deporte en Colombia. “Ellos son inolvidables”, destaca el técnico John Fernando Zapata.
El boya y alero entrenaba antes al fútbol, pero este deporte no le gustó. La tradición de la piscina del Idem y la del Polideportivo Horacio Martínez lo llevó definitivamente al agua, que consagró en el Montpellier de Francia al moreno Aguilar, uno de los estandartes de esta disciplina.
Él, al igual que muchos de los jugadores de polo acuático de Copacabana, es de los que va todos los días a este emporio del deporte que se hizo más grande con motivo de los Juegos Suramericanos de Medellín-2010.
“Desde niños nos dicen en el colegio y en la escuela, que por medio del deporte podemos salir adelante en la vida. Que nos sirve para forjar la disciplina”, respalda uno de los goleadores de la primera jornada del Campeonato nacional sub-14 que se disputa en este sagrado escenario de la parte alta del sector de Cristo Rey.
Mateo Gil y los restantes integrantes de Copacabana A despacharon a Belén B, 12-0, -son menores en edad-, en la prueba inicial. Y el triunfo le da pie a él y a sus compañeros para enfrentar al Valle y los otros elencos de Antioquia, pero el marcado con el gorro 10 estará presto con sus anotaciones .