Los consejos de Fernando Pecoso Castro, unidos a la experiencia de vivir durante dos años en Argentina le han permitido a Hilton Murillo madurar y consolidarse en Águilas Doradas como titular tanto en Copa Suramericana como en la Liga Águila-2.
Murillo salió a los 16 años de su natal Quibdó para probar suerte en la escuela de Alexis García, estuvo seis meses junto a su hermano Aldair entrenando, pero en enero, cuando debían regresar, un empresario convenció a su padre y los envió a Argentina.
Se fueron a probar suerte y aunque fueron bien calificados en varios equipos, nunca jugaron y decidieron regresar.
“Estábamos aburridos de entrenar y entrenar, hablé con mi papá y nos regresamos”, recuerda Murillo, quien llegó con su hermano a Boca Juniors, de Cali y en poco tiempo fueron enviados a Centauros de Villavicencio.
Allí volvieron a mostrar sus habilidades y siempre se hacían presentes en el marcador. “Era un gol mío y dos de mi hermano, o al revés, como cuando fuimos goleadores de Juegos Nacionales, eso nos ayudó para que Hernando Ángel nos enviara a Quindío y allí el profe Pecoso nos puso a debutar”.
Su buen paso por el Quindío llevó a Hilton al Tolima donde no contó con suerte y tuvo que regresar al equipo cafetero. Logró un acuerdo y se quedó con sus derechos deportivos. Luego apareció la opción en Águilas donde trabajó por varios meses a la espera del documento para poder jugar.
“Finalmente llegó, fueron días duros de entrenar, de no jugar, de tener paciencia y sobre todo de no abandonar mis sueños”, situación que no pasó con Aldair, quien sí se cansó y se retiró para estudiar.
Para este chocoano, Pecoso Castro es su gran maestro, cree que por lo menos dos de las canas que tiene el entrenador manizalita se las sacó él. “Es que uno joven es muy inmaduro, pero le agradezco al profe que siempre me retó, que me dijo las cosas en la cara y me advirtió que debía cambiar, nunca voy a olvidar que siempre me exigió y gracias a eso estoy acá”.
Hilton sueña en grande y quiere ser campeón.