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Cuando Leones anunció la llegada de Luis Amaranto Perea como entrenador (septiembre pasado) algunos alcanzaron a criticar la decisión del excentral de Boca, DIM y Atlético de Madrid, pero el nacido en Turbo no se arrepiente y está ilusionado con lo que el 2019 le traerá en este nuevo reto que se ha puesto como profesional.
¿Qué le dejaron esos primeros meses con Leones?
“Han sido muchos aprendizajes, porque a la práctica que sumé como jugador activo, la teoría que adquirí en mi preparación académica y la experiencia de lo que venía haciendo en una Federación interesante como la española y un club importante como el Atlético de Madrid, se suma la vivencia en la cancha, la concentración y la competencia, en las que te encuentras con situaciones inesperadas que debes resolver, como por ejemplo ayudarle a un jugador a mejorar técnicamente”.
¿Por qué se presentan estas cosas con deportistas que deben llegar listos a la alta competencia?
“Lo que pasa es que el futbolista colombiano está acostumbrado a otro tipo de trabajo, nosotros lo hacemos más estructurado, pensando más en función de tareas en el campo, enfocados en la realidad de partido y sobre todo con muchas repeticiones para que asimilen los automatismos que pedimos”.
Algunos pensaron que se equivocó al aceptar un equipo que regresaba a la B, ¿usted qué piensa?
“Cuando agarré el equipo era consciente de las posibilidades del descenso y se habló más de un trabajo a mediano y largo plazo. Ahora tenemos que armar el grupo porque la mayoría sale, lo complicado es tener que esperar que los equipos grandes descarten jugadores para empezar a recoger lo que más te sirva. Trabajar bajo esas condiciones hace todo más difícil, lo importante es que estoy bien rodeado de personas que conocen la B, que tienen experiencia y creo que vamos a intentar ser muy selectivos y acertar en la escogencia de los futbolistas”.
¿Se arrepiente de haber aceptado este reto?
“No me arrepiento de haber tomado esta decisión y aunque en un momento se mencionó que de pronto un equipo grande podría tener interés por mí, yo estaba claro en lo que quería y Leones para mí es un gran reto. Si más adelante se da otra opción lo pensaré, pero por ahora estoy bien acá y comprometido en hacer este proceso”.
¿Entonces se siente bien, está cómodo?
“Lo más importante es que he crecido mucho, el día a día te da cosas que no ves desde afuera, uno piensa que el jugador por ser profesional tiene la capacidad de hacer determinadas cosas, pero a algunos nunca le han explicado cosas básicas, como control orientado. Por eso ahora digo que nunca más vuelvo a criticar un entrenador, sino que intentaré ponerme en los zapatos de ellos, para entender lo que quiso hacer con un cambio o un planteamiento porque desde afuera es muy fácil opinar”.
¿Qué ha sido lo más difícil de estrenarse como técnico en este país?
“En Colombia la palabra proceso da miedo, porque se piensa es en ganar y por eso llegan jugadores al fútbol profesional con muchas deficiencias y uno como entrenador no tiene tiempo para pulirlo. La competencia en seguida, continua y no para, además te exigen ganar y al no darse los resultados se cortan los procesos. En el caso de Leones los directivos tienen paciencia, saben esperar. En el país falta un poco en el tema de la base”.
¿Cómo ha planeado el trabajo para 2019?
“Ojalá uno pudiera contar ya con el grupo, los que son para empezar los trabajos, buscando los somatismos para que el grupo juegue a lo que queremos. El entrenador necesita tiempo para perfilar, hacer tareas específicas. Pero seguro a cuatro o cinco días del torneo llegará gente para reforzar el equipo. No somos magos, pero estamos acá comprometidos con el trabajo, con acumular experiencia y buscar ser protagonistas del torneo”.
Esa parte es difícil, ahora tiene que arrancar de cero, ¿eso lo inquieta?
“Ojalá el presidente y los directivos puedan tener los deportistas apropiados e indicados para el trabajo, el proyecto de Leones se basa en tener futbolistas en proyección, unidos a algunos de experiencia. A veces es complejo, acá teníamos un elenco muy claro en la forma de jugar y ahora se van todos, entonces toca arrancar desde cero. Seguro el equipo de 2019 no va a ser igual, porque lograr los somatismos requiere tiempo, cuando Leones se conectaba lo hacía bien, y eso requiere días de trabajo, y en eso radica la preocupación, en qué jugadores van a llegar y si se da en el espacio (días) que necesitamos para hacer el trabajo”.
¿Esta es una escuela para llegar a la Selección o a un club más grande?
“Cuando uno se prepara quiere y busca llegar a lo más alto, al final todos somos iguales y para eso trabajamos, aspiramos a dirigir una selección. A algunos no les llama la atención porque les interesa más el día a día, pero a otros no les incomoda tener los jugadores unas semanas al año, no tengo prisa, llevo cuatro meses dirigiendo a Leones, tengo mucho por aprender, mucho por mejorar y eso, creo, es lo más importante”.
¿Qué ha sido lo más complejo en esta labor?
“El tema de la familia es lo más complicado, porque he vivido toda mi vida cerca, con mi esposa y mis hijos. Ahora yo estoy acá y ellos en España, eso es difícil. Entonces siempre los extraño, sobre todo a mi hija Sara, la más pequeña, porque los otros dos (Juan David y Daniel) vivieron mi época como futbolista, entonces están más acostumbrados, pero ahí vamos...”
¿Debe ser difícil no estar cerca del hijo cuando este recibe su primera convocatoria a la Selección?
“Me alegra lo que le está pasando, tiene la bendición de estar en la Sub-17, es un logro total de él, porque lo han visto, tiene unos números que avalan su convocatoria. Hablamos de fútbol cuando no entiende una situación y me pide consejos, pero soy un padre que no corrijo porque respeto que él tiene su entrenador y no lo voy a confundir, pero sabe que cuenta conmigo siempre” .