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Entre chanzas, René Higuita le ha dicho que ella es su hija, por aquello de los crespos. Pero ahora que Katherine Tapia empezó a hacer historia, al convertirse en la primera arquera en anotar un gol en la Liga Femenina colombiana, el legendario guardameta verdolaga tiene más motivos para buscarle “parentesco”.
El pasado 17 de octubre, en el estadio Municipal de Guarne, esta cordobesa que el 7 de diciembre cumplirá 28 años edad, abrió la cuenta, de penalti, a los 35 minutos, para la victoria 3-0 de Nacional sobre Bucaramanga, en el arranque de la cuarta edición del certamen. Pasaron 306 partidos para que se diera este hecho.
“Es algo satisfactorio y me hace muy feliz. Lo había analizado y quería marcar ese plus para mi carrera y para el equipo”, dice la capitana, al confesar que desde 2019 empezó a revisar la historia del torneo y, consciente de que posee fuerza en el remate y técnica para ejecutar penas máximas, se preparó para este día.
Cuenta que durante un entrenamiento hizo un comentario y el técnico Diego Bedoya la escuchó. Con tan buena suerte que la puso como primera opción para cobrar en caso de un penalti a favor. “Asumí esa responsabilidad de la mejor manera. Es gratificante porque ayuda a que el fútbol femenino crezca y la Liga avance en su desarrollo”.
Entre todos los mensajes que ha recibido últimamente, le llegó al alma el que publicó en Instagram su excompañera Carolina Arbeláez, quien juega en España, cuando supo que le habían dado la capitanía: “Con Caro existe una hermandad, siempre me dijo que me veía como líder en el vestuario, que estaba para grandes cosas y que supiera guiar el equipo”.
En su infancia, en el corregimiento La Flores, de Lorica, las discusiones en la casa de Katherine eran porque la mamá le compraba muñecas y el papá, pelotas. En risas asegura que desde siempre sintió pasión por el fútbol, deporte en el que empezó a ascender hasta llegar a la Selección de Córdoba tras destacarse como defensa central en el club Alianza Sur de Montelíbano, Alianza Sur. Inclusive, estuvo en un microciclo con la Sub-20 de Colombia.
Se radicó en Bogotá y jugó con el club Gol Star y la Selección distrital. Dice que allá la pulieron, pero al ver que el tema de la Liga no avanzaba se presentó a la Policía e hizo parte del Esmad. Sin embargo, siguió entrenando hasta que le llegó el traslado a Medellín donde integró los equipos masculino y femenino de la institución. Ahí conoció al profe Bedoya.
Relata que mientras prestaba servicio en el estadio y como hincha verdolaga, se las ingeniaba para tomarse fotos con Higuita, Armani, sus referentes. “Pensaba, voy a ser yo la que algún día defienda el arco de Nacional; trabajé ese sueño y se me hizo realidad, es algo muy hermoso que disfruto hace tres años”.
René y David Ospina le han regalado guantes, detalles que la emocionan y motivan a luchar por el título de este año y a seguir abonando terreno para un llamado a la Selección Colombia, como lo hicieron sus ídolos. Por ahora quiere aportar goles, seguridad y marcas con el club verdolaga.