En la década de los 80, Luis Enrique Oviedo se destacaba por los arcos de Colombia defendiendo casacas como la del Deportes Quindío y Deportes Tolima.
De hecho, en 1981, cuando tapaba para el cuadro cuyabro, realizó la gesta de detener tres penales en un mismo partido, récord histórico en el fútbol colombiano y que le valió el apodo de antipenal.
Más de 35 años después, su nieta Ana Sofía Castaño Oviedo heredó el buso de arquero y, dice ella, le sacó la facilidad para responder en los cobros desde los doce pasos.
“Él y mi papá -fue arquero en fútbol aficionado- me dicen que siempre debo salir tranquila, confiando en mis habilidades y con la vista enfocada en la pelota”, comenta la menor de 12 años, que hoy defiende la valla de Cañaveral de Ibagué en el Ponyfútbol.
Ana, que en sus ratos libres ama dibujar, ha tenido la posibilidad de ver cómo Luis Enrique entrena arqueros en elencos como el Quindío, algo que le ha servido para fortalecerse.
Al inicio, expresa, le daban miedo los balonazos, pero luego, tras el llamado de la genética, se tomó con personalidad y tranquilidad la responsabilidad del pórtico.
Su ritual, antes de cada encuentro, consiste en rezar durante un minuto y, el siguiente, guarda silencio mientras su mente alcanza la concentración necesaria para el juego.
“Me siento muy feliz en este certamen, es una alegría enorme compartir con niñas de todos los lugares de Colombia y la idea siempre es dejar lo mejor”, revela la nieta de Luis Oviedo, quien hasta ahora ha tenido poca oportunidad de demostrar sus habilidades porque no han visitado mucho su arco.