El Mundial de 2026 ya tiene protagonista antes de que ruede el primer balón: se trata de la Adidas Trionda, la pelota oficial que acompañará cada partido del torneo que se disputará en Estados Unidos, Canadá y México. El nombre elegido no es casualidad, pues rinde homenaje a los tres países anfitriones: “Tri” alude al trío de naciones organizadoras, mientras que “Onda” evoca la energía del fútbol y significa “ola” tanto en español como en portugués, una referencia cultural que conecta con el espíritu latinoamericano del certamen.
En cuanto a su diseño, la Trionda presenta una estética vibrante y simbólica. Predomina el blanco, acompañado por los colores representativos de las tres sedes: rojo, verde y azul. Estos tonos se despliegan en patrones dinámicos inspirados en la identidad de cada país. El logo de Adidas aparece en blanco sobre un panel rojo, mientras que el trofeo de la Copa Mundial de la FIFA se distingue en una sección azul. En un área gráfica verde, resalta la inscripción: “Trionda”.
Desde la perspectiva técnica, el balón está fabricado con tan solo cuatro paneles, un detalle que remite inevitablemente al recuerdo del Brazuca, el balón oficial de Brasil 2014, y que promete favorecer una mayor precisión en el vuelo y un control más estable.
La Trionda llegará al mercado este mes con un precio de 170 dólares (unos 680 mil pesos), y desde ya despierta expectativas entre coleccionistas, fanáticos y jugadores que aguardan por tener en sus manos la nueva joya de Adidas.
La presentación no podía ser menor: la marca alemana eligió el majestuoso Sphere de Las Vegas para realizar un repaso por su historia en los Mundiales, proyectando en su superficie todos los balones que ha diseñado desde 1970 hasta la actualidad.
La historia del balón de la Copa del Mundo es tan rica como la del propio campeonato. Desde 1930, cuando en Uruguay se utilizó un Modelo T hecho de cuero y vejiga animal —resistente, pero casi indomable bajo la lluvia—, la pelota ha sido parte central del espectáculo. Con el paso de los años fueron apareciendo modelos recordados como la Federale 102 en Italia 1934, la Allen en Francia 1938 o la Superball Duplo T, primer balón blanco en Brasil 1950. Luego vendrían el amarillo Campeón del mundo suizo en 1954, el Estrella máxima en Suecia 1958, el carismático Señor Crack en Chile 1962 y el Desafío 4 Estrellas en Inglaterra 1966, de un naranja vibrante.
La revolución definitiva llegó con Adidas en 1970. La Telstar, utilizada en México, marcó un antes y un después: más ligera, más técnica y mucho más exigente para los arqueros. Desde entonces, cada Mundial ha tenido su sello con balones inolvidables: la Tango de Argentina 1978 y España 1982, la Azteca de México 1986, la Etrusco Único en Italia 1990, la Questra en Estados Unidos 1994, la Tricolor en Francia 1998, la futurista Fevernova en Corea y Japón 2002, la Teamgeist en Alemania 2006, la polémica Jabulani de Sudáfrica 2010, la Brazuca de Brasil 2014 y la tecnológica Al Rihla en Qatar 2022.
Ahora, la Trionda se suma a esta lista. Un balón que, como cada cuatro años, está listo para escribir nuevas páginas de historia en el deporte más universal.