Los tentáculos del coronavirus, ese enemigo invisible al que el fútbol y el mundo intentan derrotar, llegaron hasta la Copa América-2020, el torneo de selecciones más antiguo del mundo (103 años). El anuncio que se presagiaba llegó este martes y el torneo, que se realizaría este año en Colombia y Argentina, entre el 12 de junio y el 12 de julio, se aplazó para 2021.
La decisión fue tomada por la Conmebol (Confederación Suramericana de Fútbol, la entidad de promueve los campeonatos continentales) para minimizar la crisis causada por la pandemia.
“Es una medida extraordinaria para una situación inesperada, y por lo tanto responde a la necesidad fundamental de evitar una evolución exponencial del virus, presente ya en todos los países de las asociaciones miembros de la Confederación”, explicó en un comunicado el presidente de la entidad, el paraguayo Alejandro Domínguez.
Salvaguardar, en todo momento, la salud de los deportistas y de los agentes que forman parte de la familia del fútbol sudamericano fue otro de los argumentos para dejar sin piso el torneo este año.
Las implicaciones
Pero, ¿qué implicaciones conllevan el cambio del calendario? Más allá de intereses económicos, para el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún, fue una decisión consecuente con la situación que atraviesa la humanidad.
“Es una determinación –adujo Jesurún– que se veía venir y que se hizo oficial cuando los presidentes de las 10 federaciones decidimos que lo más conveniente era aplazarla”.
Consultado por EL COLOMBIANO, Jesurún apuntó que no le ve cosas negativas a esta determinación, “porque lo malo es la situación que está viviendo el planeta y debemos ser consecuentes y responsables con sacar esto adelante”. Según él, el aplazamiento es más un acto de respeto hacia el ser humano que cualquier otra cosa. “Se hace por preservar la salud”.
El dirigente invitó a la reflexión y al positivismo: “Reanudaremos los preparativos para que en 2021 tengamos una Copa América como todos la pretendíamos, con el lucimiento de los colombianos en compañía de Argentina”.
Para el exseleccionador Nacional, Francisco “Pacho” Maturana, la decisión de la Conmebol es sana, puesto que “prioriza situaciones. No podemos olvidarnos que más allá de jugadores de fútbol son personas y en este momento la humanidad tiene una misión que es preservar la salud. Es una determinación acertada y respetable desde todo punto de vista”.
Toca a los clubes y la Liga
El presidente de Atlético Nacional, Juan David Pérez, analizó la determinación desde dos ópticas: primero por lo que significa para la Conmebol y después, para los clubes. “Es una medida valiente, coherente y responsable frente a la situación actual, a la que no son ajenos los países de Suramérica, entre ellos los organizadores, en este caso Argentina y Colombia. La Copa tenía muchas complicaciones que obstaculizaban su realización”.
Pérez, además, hizo un llamado frente a las decisiones que se deben tomar respecto al torneo local. “Teníamos unas restricciones desde finales de mayo hasta mediados de junio que impedían la utilización de los estadios, pero ya con este anuncio se abren unas fechas que pueden ser evaluadas por la Dimayor y los clubes para adoptar las decisiones con respecto a la reanudación de la Liga Betplay-1”.
El técnico y analista antioqueño Juan José Peláez piensa que los preparadores físicos y los entrenadores tienen una ardua labor por delante. Entre esas tareas, advierte, “les tocará cambiar los ciclos de trabajo, una variante enorme pero que probará la capacidad que tienen como profesionales”.
El extécnico de Nacional y Medellín cree que el tema competitivo, incluso a nivel de entrenamiento, con la situación del coronavirus, se reduce. “La actividad física en los clubes debe continuar para mantener sus jugadores, pero en el caso de la ciudad de Medellín, con la contaminación, es una tarea más difícil”.
La inversión hasta acá
Cuando se confirmó la realización de la Copa América 2020 en conjunto con Argentina, el entonces director de Coldeportes y hoy ministro de Deporte, Ernesto Lucena, señaló que Colombia haría una inversión no mayor a los 20.000 millones de pesos (unos 4.800 millones de dólares) en la organización del certamen.
En ese rubro se incluyen los aportes de las subsedes de Bogotá, Cali, Barranquilla y Medellín (50 %) para las adecuaciones de estadios que serían pocas puesto que el país hizo una alta inversión para la organización del Mundial sub-20 de 2011 (144.000 millones de pesos).
Sin embargo, en el presupuesto total de la Copa participa la Conmebol, y la cifra aumenta considerablemente por el pago de premios.
Además, los ingresos por comercialización y televisión superan los 100 millones de dólares.
Para la Copa América de 2001, cuando Colombia fue sede única, el evento le costó al país 80 millones de dólares (al cambio de hoy, cerca de $319.760 millones).
La actual edición (47) que ahora será en 2021, según estima la Conmebol, tendrá un costo de 130 millones de dólares, teniendo en cuenta que para Chile-2015 se invirtieron 110 millones de dólares (al cambio de hoy $439.600 millones). No obstante, la danza de los millones no prevaleció ante la vida. La Copa tendrá que esperar un año más.
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días faltaban para que iniciara la Copa América en Colombia y Argentina.
