La Selección Colombia se encuentra en un punto de inflexión. Con 21 puntos en la tabla de posiciones y solo tres jornadas por disputarse, el sueño de clasificar directamente al Mundial está al alcance... pero también peligrosamente al borde del abismo. A falta de una victoria más para asegurar matemáticamente su cupo entre los seis clasificados directos, el calendario se le presenta como un verdadero campo minado.
El próximo martes, el combinado nacional tendrá que afrontar el reto más exigente de las Eliminatorias: visitar a la vigente campeona del mundo, Argentina. Un escenario imponente, una selección sólida y un invicto histórico que, sobre el papel, hacen del choque en Buenos Aires una misión casi imposible. Sin embargo, el fútbol no se escribe con lógica y la esperanza se aferra a la idea de un golpe de autoridad que devuelva la confianza al equipo dirigido por Néstor Lorenzo.
Si Colombia logra la hazaña de vencer a la ‘Albiceleste’ en su casa, sumaría 24 puntos y estaría, virtualmente, clasificada al Mundial con dos fechas aún por jugarse. Sería una victoria monumental, no solo por lo que representa en la tabla, sino por el impulso emocional que significaría romper una racha de cinco partidos sin ganar. Porque más allá de los números, lo que hoy preocupa es el nivel de juego.
La Tricolor no celebra un triunfo desde octubre de 2024, cuando goleó 4-0 a Chile en Barranquilla. Desde entonces, las dudas han crecido jornada tras jornada: derrotas ante Uruguay, Ecuador y Brasil, empates con Paraguay y Perú, y una sensación de estancamiento que tiene a la hinchada inquieta y al proyecto Lorenzo bajo presión.
Si el resultado ante Argentina no es favorable —algo que el presente futbolístico sugiere—, Colombia deberá jugarse la vida en su casa, frente a Bolivia, en el primer partido de la doble jornada de septiembre. Ahí no habrá margen de error. El Metropolitano tendrá que ser una caldera, el equipo deberá reencontrarse con su fútbol y, sobre todo, con su carácter.
Porque el cierre será en Caracas, ante una Venezuela que llega con el cuchillo entre los dientes. Los ‘patriotas’ han acortado distancias en la tabla y hoy se encuentran a solo tres puntos de Colombia. Si la Tricolor tropieza en los dos próximos partidos y Venezuela suma de a tres, el sexto lugar —el último boleto directo al Mundial— podría cambiar de dueño. En el peor de los escenarios, Colombia podría incluso quedarse sin repechaje.
La clasificación está ahí, a una victoria. Pero también está la amenaza de perderlo todo. Esta Selección, que en algún momento se ilusionó venciendo a potencias mundiales, hoy camina sobre la cornisa, sin margen de confianza ni espacio para el error. El equipo necesita reencontrarse con su esencia, recuperar la rebeldía y recordar que los Mundiales no se ganan con cuentas, sino con fútbol, actitud y coraje.
El martes, en el Monumental, comenzará a escribirse el desenlace. Y Colombia, con la calculadora en una mano y el corazón en la otra, sabrá si está lista para dar el paso definitivo... o si seguirá dejando su destino en manos ajenas.