Por ahora, la promesa que lanzó Octavio Zambrano tras la derrota ante América hace 24 días va por el camino correcto para cumplirse.
El estratega ecuatoriano aseguró entonces que tres victorias en los siguientes tres partidos conjurarían totalmente la crisis. Y aunque no fueron 9 puntos sino 7, los nubarrones parecen estar disipándose del horizonte rojo, no solo por los resultados sino porque la mejoría es evidente.
Sí, hay muchas cosas por corregir, como el mismo Zambrano lo señala. Pero el equipo en los últimos partidos, ante Cali, Rionegro y Santa Fe, ha mostrado tener repertorio para superar esas falencias futbolísticas en momentos claves de los juegos con la actitud y colectividad que tanto reclamaba el técnico cuando el elenco Poderoso no encontraba la victoria.
“La excelencia ante Santa Fe estuvo en la entrega, de eso salí contento. Me hubiese gustado manejar el partido sin tanto estrés al final, fuimos ansiosos cuando teníamos volantes para controlar el partido y defendernos con tenencia de balón”, evaluó el estratega, quien avisó que esta semana harán énfasis en la distribución y criterio con el balón en el mediocampo.
Esto, así como mejorar en la toma de decisiones en ataque y con ello la eficacia, serán claves para enfrentar a un Nacional que, a pesar de que marcha en una posición incómoda en la tabla, su progresión futbolística sigue en alza, y de encontrar la efectividad, que no ha hallado hasta ahora, podría hacerle mucho daño a cualquier rival. Dominar el mediocampo en el clásico será vital para dar, seguramente, un salto decisivo hacia la consolidación de esa “curva ascendente” en la que se encuentra el equipo, según Zambrano, y defender el invicto de 24 jornadas sin perder en el Atanasio Girardot.
Y, seguramente, los dirigidos por el ecuatoriano no querrán repetir el doloroso antecedente de hace ocho años cuando justamente Nacional le acabó el invicto histórico al DIM de 20 fechas en casa que sumó entre 2009 y 2010 con Leonel Álvarez. Esta vez necesita que sea diferente.