Clasificar a tres finales en siete años de carrera profesional es la carta de presentación que exhibe, orgulloso, el técnico Hernán Torres Oliveros.
Primero lo hizo con el Tolima, donde se forjó como estratega, y la perdió ante el Once Caldas. Luego llegó su desquite y le dio a Millonarios el título para acabar con 24 años de sequía de los embajadores. Ahora, con el DIM, se ilusiona y confiesa que se le pone la piel de gallina el solo pensar en la corona que disputará desde el próximo miércoles.
Y es que la vida lo premió al traerlo de nuevo al club en el que entre los años 1990-91-92 disfrutó una de sus mejores etapas como futbolista, en un elenco en el que era uno de los veteranos al lado de Jorge Daniel Jara, Javier Arango y el Chino Víctor González Scott.
El exarquero recuerda que fue testigo de la consolidación de figuras como John Wílmar Pelusa Pérez, Óscar Pareja, Héctor Mario Botero, Pipe Uribe, Henry Zambrano y Carlos Castro, que no pudieron encender ninguna estrella con el Medellín, a pesar de que la tuvieron cerca. “En esa época también se llenaba el estadio cada ocho días, era un elenco que jugaba bien al fútbol”, rememora.
Aunque reconoce que el fútbol ha cambiando mucho y que los tiempos son diferentes, dice que la unión que hoy existe en el Poderoso y la fuerza familiar que se ha creado son similares.
Hoy está cerca de lograr el sueño anhelado con los rojos, pero en calidad de entrenador, precisamente al mando del equipo al que venció en la final de 2012-2 .
“Sería una alegría inmensa, una gran satisfacción salir campeón con el Medellín. Ojalá alcancemos ese logro que es tan importante para uno como profesional y como ser humano, ninguna plata lo pagaría, siempre he estado enamorado del DIM”.
Fiel a la raza tolimense, serio y de carácter fuerte, pero como el mismo lo dice, “de corazón noble”, Torres le imprimió al Medellín la misma garra que lo distinguió como jugador. También, ese afán de triunfo, pues como asegura el volante Julián Guillermo, “el Profe es un ganador”.
Como líder de este proyecto que inició en febrero de este año, se nota tranquilo y solo espera conocer hoy al rival. Asegura que el llamado Equipo del Pueblo merece ser campeón por el fútbol que practica.
Clasificar con dos fechas de anticipación le permitió trabajar en estos días sin apuros, recuperar a sus jugadores y corregir los errores para llegar fuerte y limpio a la serie definitiva en la que quiere dejar una huella de buen fútbol, con un grupo de guerreros que se acoplaron a su estilo estricto y exigente
