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“A Tokio vamos como sea”

Juan Manuel Gallego disfruta de su momento deportivo y personal, luego de darle al país un cupo a los Olímpicos.

  • FOTO CARLOS VELÁSQUEZ
    FOTO CARLOS VELÁSQUEZ
21 de agosto de 2019
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La vida le sonríe a Juan Manuel Gallego. A la alegría por el embarazo de su esposa Elisa Uribe (el bebé nacerá en noviembre), se sumó la brillante actuación que tuvo en los Juegos Panamericanos de Lima, donde le dio al país un cupo para los Olímpicos de Tokio-2020.

Antes de regresar a EE. UU. donde reside, el jinete antioqueño de 42 años dedicó muchas horas bajo el intenso sol de agosto a impartir enseñanzas a varios alumnos en el centro ecuestre La María, del cual fue fundador. También, a entrenar “porque lo que viene será mucho más exigente”.

Dice que aún existe la posibilidad de luchar por otra casilla olímpica individual, en Barcelona, España, en octubre, “algo difícil pero no imposible”. Asegura que si hubiesen llevado a Perú el equipo completo, otro hubiese sido el desenlace. Apenas viajaron tres integrantes porque René López tuvo un accidente un mes antes de la competencia y se quebró unas costillas, y cuando intentaron cubrir la plaza se presentó un inconveniente con las muestras de sangre de una yegua.

Así que mientras las otras delegaciones podían borrar las puntuaciones más bajas en los recorridos entre los cuatro jinetes, ellos no. “Había un buen chance de clasificar el equipo, pero dimos ventajas”.

Juancho, como lo llama su esposa, asegura que la casilla nominal que alcanzó para Tokio-2020 con su décimo puesto en salto individual, y que para él no fue una sorpresa porque sabía del buen momento en que llegaban, lo defenderán a muerte: “Como sea vamos a ir a los Juegos, somos conscientes de que el deporte colombiano sufre por recursos económicos y estos están distribuidos milimétricamente, pero cualquier ayuda va a ser importante. El plan está hecho con o sin aportes. A Tokio hay que ir”.

Entrega total

Llegar al actual nivel ha sido una tarea ardua, de mucho tiempo de trabajo e inclusive de un cambio radical de vida. Juan Manuel, que empezó a competir a los 11 años con el respaldo de su padre, en una conversación con su esposa, también deportista, concluyeron que la única manera de estar en la élite del ecuestre era radicarse en el exterior.

Estados Unidos les abrió las puertas hace cinco años y allí, en La Florida, han encontrado las condiciones que necesitaban: competencia de alto rendimiento, incluyendo torneos en Canadá de 2, 3, 4 y 5 estrellas, y facilidades para mantener sus ejemplares en todos los aspectos. En Norteamérica pasan la mayor parte del tiempo y solo viene dos o tres veces por temporada a Medellín.

A un año de los Juegos Olímpicos, Gallego no conoce cuál será el criterio de la Federación para definir el represente. Solo sabe que para llegar con el nivel requerido hay que estar compitiendo en torneos de 4 y 5 estrellas en EE. UU. y Europa: “Eso va a dar el punto para escoger el binomio. Hay que hacer un buen proceso y los que aspiramos, tratar de llegar al tope”.

A propósito de sus ejemplares, que permanecen en suelo estadounidense, dice que “no son máquinas, ellos sienten y son sensibles y hay que generarles confianza y respeto mutuo. Son definitivos para alcanzar buenos desempeños”.

Por eso Fee des Sequoisas (lo acompañó en Lima), Coulash Van der Brroy, Kayacky Havona de la Lande, son como tesoros para él y con uno de ellos intentará escribir su historia olímpica .

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