En los recuerdos de Dora Luz Toro está latente la imagen de su hijo Juan Pablo Montoya, cuando cumplió cinco años, diciéndole que no iba a volver a natación porque quería ser futbolista.
Ese día su niño, el monito de baja estatura que cuando estaba en su vientre brincaba de emoción mientras ella y su esposo observaban las carreras de Juan Pablo Montoya en la Fórmula Uno- de ahí su nombre-, le dejó claro que su felicidad era patear un balón.
Esa es su pasión, recalca Sergio Mauricio Montoya, el padre, quien durante muchos años jugó fútbol aficionado, siendo Juan Pablo su principal seguidor en cada cancha.
Pero lo del pequeño no fue solo gusto, sino que muy pronto mostró condiciones. Al iniciar su formación como futbolista marcó diferencia gracias a la capacidad para dominar el balón.
Pasión por la pelota
Al ingresar al colegio salesiano El Sufragio conoció el fútbol de salón, le gustó y se enamoró de una disciplina que no ha dejado desde entonces.
Por ello, empezó a combinar los dos deportes: actualmente entrena con el club de fútbol La25 F.C. y con la Selección Antioquia de la disciplina.
La baja estatura (1,60 metros), que le impidió quedarse en Envigado y Medellín, equipos en los que presentó pruebas en 2014 y 2015, no han sido problema para lograr sus sueños en el microfútbol.
El seleccionador de Antioquia y Colombia, Juan David Acevedo, resalta las condiciones técnicas del joven paisa y por ello lo llevó a la Selección Antioquia y ahora a la Tricolor. Ambas escuadras son campeones mundiales.
Un mundial por internet
El pasado martes todo en casa de los Montoya Toro giró en torno a Juan Pablo, o casi todo, porque Abril, la hermana menor del campeón, reclamó atención y por ello su mentor sacrificó el primer tiempo de la final, para llevarla a su clase de patinaje.
Pero luego, padres, abuelos, primos, amigos y tías se concentraron en la casa de los abuelos maternos para seguir las incidencias de la final frente al computador.
Uñas no quedaron en la mano de Dora Luz, el llanto se apoderó de todos y aún sus voces, roncas, son el reflejo de todo lo que vivieron y sintieron ese día. Una felicidad indescriptible.
Estos orgullosos padres aún no saben cuándo tendrán de nuevo en casa a su estrella, pues tras regresar de Paraguay, la Federación decidió mantenerlos concentrados y estarán en la final de la Copa Heros, en Manizales.
Al hablar de esto, Dora Luz quiebra su voz. “Es muy duro, llevamos un mes sin verlo, estamos felices porque está logrando sus sueños, pero es muy difícil que esté lejos”, afirma, mientras, con algo de picardía, recuerda que antes del viaje a Paraguay se apareció en el hotel, viajó a Bogotá, a la concentración y a la hora del desayuno compartió con el equipo. “No podía dejarlo ir sin darle la bendición”, dice.
Ahora solo esperan abrazarlo pronto y decirle lo feliz y orgullosos que están de él.