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En los procesos de formación los deportistas colombianos reciben orientación física, técnica, táctica, nutricional, médica, sicológica y, en muchos casos, apoyo académico. Sin embargo, aún hay vacíos en materia contable, tributaria, financiera y económica para gestionar e invertir los recursos que obtienen durante sus carreras.
Aunque esta no es la única causa, esto ha llevado a que en el país se sigan presentando casos de atletas que una vez terminada su actividad competitiva o profesional, en especial en el fútbol, y a pesar de haber alcanzado buenos dividendos monetarios, queden “ilíquidos y/o pobres como desafortunadamente les ha ocurrido a muchos”.
Esta es una de las conclusiones de la investigación que llevó a cabo en Antioquia el contador público Ordonel Ismann Amaya Arcila entre 2018 y 2020, apoyado en testimonios y encuestas con 1.807 deportistas profesionales de élite, alto rendimiento activos y exprofesionales (ver gráfico y glosario).
Entre los ejemplos nacionales menciona al boxeador Antonio Cervantes Kid Pambelé y a los futbolistas Wilder Medina, Arley Dinas e Iván René Valenciano. La lista en el exterior es amplia, pero cabe mencionar a los jugadores brasileños Garrincha y Adriano, el italiano Christian Vieri y el norirlandés George Best.
“El desconocimiento en estas áreas les ocasiona en el mediano y largo plazo un problema mayor, cuando sus recursos se hayan esfumado y no sepan cómo y en qué los invirtieron, y sí, por el contrario, empiecen a padecer dificultades familiares y sociales por no haber tenido una adecuada gestión de los recursos económicos percibidos a raíz de su actividad”, dice el investigador.
Ramiro Varela, presidente de la Federación Colombiana de Atletismo, sin embargo, advierte que los deportistas locales han progresado en su profesionalización. Y añade que siguen impulsando su admisión a las universidades nacionales y extranjeras, de tal manera que tengan un modo de vida definido cuando terminen sus ciclos. “No podemos generalizar, se dan casos aislados, pero en su mayoría nuestros atletas llevan a cabo un plan de organización empresarial, profesional y social”.
Entre ellas, capacitar, formar y educar desde que arranquen los procesos. “Esto mitigará el riesgo y les enseñará a ser disciplinados y a tomar sabias decisiones para gozar de un mejor futuro, aparte de convertirse en referentes”.
Apunta que el fin último de la investigación es beneficiar a aquellos que, independiente del nivel de competición en el que se encuentren, ya sea profesionales, de élite o de alto rendimiento de Antioquia y de Colombia, sumen más educación, cultura y conocimiento en la gestión de sus ingresos económicos.
En este sentido hay que manifestar que, además del compromiso que tiene el Estado en ofrecer una formación integral a sus ciudadanos y máxime a quienes lo representan en el exterior, existe la guía que surge desde el hogar, la familia.
Esa que han tenido, para su fortuna, ídolos como las medallistas olímpicas María Isabel Urrutia (pesas) y Ximena Restrepo (atletismo) y los futbolistas Iván Ramiro Córdoba, Juan Pablo Ángel, Pibe Valderrama y Faustino Asprilla que, tras sus despedidas como campeones, gozan de éxito y estabilidad porque supieron invertir como ahora lo hacen Mariana Pajón (BMX), Caterine Ibargüen, Falcao García y James Rodríguez.
En la normatividad vigente en Colombia, explica el investigador, “no se evidencia una política emitida por el Estado que obligue a las entidades del sector público y privado a que explotan las capacidades y condiciones físico-atléticas y comerciales de los deportistas en sus niveles competitivos municipal, departamental, nacional e internacional, a capacitar y orientar en materia contable, tributaria y financiera”, sobre todo a aquellos que se proyectan al alto rendimiento.
Y hace un llamado a la responsabilidad social que se tiene con quienes generan dinero, títulos, medallas y reconocimientos, haciendo grandes a clubes, ligas, asociaciones, federaciones y comités olímpicos que se benefician de forma directa.
Otro elemento que resalta en el sondeo realizado es el grado de escolaridad de los atletas, de los cuales solo el 28% ha realizado o realiza un pregrado y el 14% una técnica.
Entre ellos hay temor de quedar, en el futuro, en condiciones precarias. El 68% asegura nunca haber recibido formación económica por parte de clubes, ligas, federaciones, Inder, Indeportes o Mindeportes.
Ahora que en el Congreso de la República está en proceso de análisis y aprobación la nueva Ley del Deporte, es la oportunidad de ir llenando estos vacíos para que Colombia siga forjando más y mejores campeones