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Linares: de piloto, a remolcador en Rally

El colombiano evidencia fortaleza física y mental para soportar inclemencias de la carrera. Ha salvado a otros.

  • El Dakar ha sido un sufrimiento para los pilotos. Los aficionados disfrutan de la fiesta. Abajo, Juan M. Linares, que cumple una buena presentación. FOTO ap
    El Dakar ha sido un sufrimiento para los pilotos. Los aficionados disfrutan de la fiesta. Abajo, Juan M. Linares, que cumple una buena presentación. FOTO ap
09 de enero de 2016
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A duras penas Juan Manuel Linares podía pronunciar palabras.

Se apreciaba que le daba dificultad respirar, pero protegido de pies a cabeza con la indumentaria del equipo Café de Colombia, y con gotas de agua cayendo sobre su humanidad que ha soportado temperaturas de hasta menos de 10 grados centígrados, enviaba, desde un costado de la carretera, un mensaje de tranquilidad, vía WhatsApp, a amigos y conocidos, quienes calmaban la zozobra al no entender porqué el piloto colombiano, quien maneja un camión, no había cruzado la meta en la quinta etapa del Rally Dakar.

Y su dificultad para hablar tenía una explicación: se encontraba a 4.200 metros de altura, donde la presión y la falta de oxígeno que llega a los pulmones pueden hacer que una persona claudique.

Estaba a 90 kilómetros de arribar a Uyuni, Bolivia, final de la jornada. Pero en el duro recorrido, él y sus compañeros, Georges Ginesta, de Andorra, y Marc Dardaillon, de Francia, se encontraron con un coche -un mini- varado en el camino. No lo dudaron dos veces parar detenerse y auxiliar a los perjudicados.

“Una mini rompió un tensor de la suspensión trasera, entonces paramos a ayudarlos, si los dejamos pueden correr el riesgo de congelarse. Hace frío, llueve y ventea... pero hasta que no salgamos de aquí, así sea de noche, no llegaremos a la meta”.

Y lo cumplieron, lo cual llenó de alegría y orgullo al colombiano, quien aunque no está en los lugares de privilegio, siente que lo que ha hecho, hasta ahora, es ya un triunfo. Ayer, en la sexta etapa, sus ojos brillaban con más ilusión.

De hecho, esa fue la segunda vez que le tendió la mano a un rival. En la etapa tres, hacía Jujuy, remolcó más de 300 kilómetros el buggy del reconocido corredor holandés Tom Coronel. “Estos hombres me han salvado”, agradecía Coronel, que al ver como su auto era arrastrado no le importó tragar polvo para poder seguir en la competencia.

Linares, por su parte, tiene una frase de batalla: “hoy por ti y mañana por mí”.

Y en el camión que se le midió esta temporada al reto del Dakar, luego de participar cinco años en coches, Juan Manuel, de 46 años, avanza con paso firme, sorteando con eficacia cada obstáculo que se presenta en esta carrera para lograr su objetivo. “Tenemos la actitud y las ganas, hemos ayudado a los demás competidores, aquí no nos rendimos. Nos vemos en Rosario”, la tierra deseada del motivado deportista, el único colombiano que ha corrido seis Dakar. Ahora va por su tercera conquista, la meta.

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