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Tras sufrir, regresaron fuertes

Varios atletas que perdieron alguno de sus miembros, le muestran el camino a Johanis Menco.

  • Carolina Munévar, en los Paralímpicos de Río-2016. En el recuadro, Johanis Menco, quien ayer salía de la clínica. FOTOs colprensa
    Carolina Munévar, en los Paralímpicos de Río-2016. En el recuadro, Johanis Menco, quien ayer salía de la clínica. FOTOs colprensa
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11 de julio de 2020
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“Cuando se tiene una segunda oportunidad de vivir hay que aprovecharla, no estancarse. Los sueños se pueden cumplir de otras maneras”. La reflexión sale del corazón de Carolina Munévar, ciclista paralímpica que cuando tenía 18 años sufrió un accidente que le produjo la amputación de la pierna izquierda.

La tractomula que la arrolló el 23 de abril de 2014 mientras iba en su bicicleta por las carreteras de Duitama dando los primeros pedalazos hacia el alto rendimiento, no truncó sus metas. Hoy, a sus 24 años, hace parte de la Selección Colombia y en su palmarés tres diplomas que consiguió en los Juegos Paralímpicos de Río-2016, entre otros logros.

Su historia y la de varios atletas (ver información anexa) vienen a colación a raíz de lo sucedido con las futbolista (arquera) Johanis Menco, quien estuvo hospitalizada hasta ayer en Floridablanca, Santander, tras perder su extremidad izquierda como consecuencia de un accidente casero. Testimonios que se convierten en motivación para Johanis y cientos de personas que han pasado por la misma situación.

Antes de su infortunio, Carolina vivía en el municipio de Cucaita, Boyacá, pero decidió radicarse en Duitama para alternar sus entrenamientos con el estudio. Cuando habla del hecho pasa veloz como si estuviera montada en la cicla. Ese episodio ya es parte de su pasado, luego de salir adelante en su recuperación.

Solo cuenta que tras el diagnóstico de los médicos y previo a que la hospitalizaran en Bogotá donde la operaron, puso toda su fuerza mental para que le quedara parte de la pierna. Y así fue, “gracias a Dios, al que siempre estuve aferrada”.

“El inicio fue difícil para mí y toda la familia, sobre todo mi papá (Orlando) que siempre me acompañaba a entrenar, le dio muy duro”, relata la mujer que resalta el apoyo de su familia, de fundaciones y particulares.

Luz en el camino

Un personaje clave que la visitó en la clínica, en la cual estuvo internada tres meses, fue el profesor “Chepe” Castro, seleccionador nacional. “Me ilustró sobre el paraciclismo, algo que no conocía”.

Tras ser dada de alta tardó casi un año sin entrenar, pero de a poco empezó a salir a la carretera. Asegura que el Comité Paralímpico e Indeportes Boyacá le dieron la confianza que necesitaba y en 2015 ya asistía al Mundial de ruta en Suiza. “No todos cree que uno puede sobresalir en su nueva condición, pero esta manos amigas lo impulsan”.

Ella no usa prótesis, pues la asimilación y adaptación no han sido posibles por las características de la lesión. Sin embargo, con las muletas se desplaza sin problemas y lleva su vida normal. “Me acostumbré a ellas, no hay limitación”, admite la aguerrida corredores que por ahora está dedicada al ciclismo y pensando que el futuro estudiará algo relacionado con medio ambiente.

En Cucaita, a 2.650 metros sobre el nivel del mar, en compañía de sus padres (la mamá se llama Rosario) y cuatro hermanos, pasa los días: entrena, lee, ve películas, escribe y pinta. Allí oxigena sus pulmones para ofrecerle triunfos a Colombia y seguir dando ejemplo de tenacidad, pues como le dice a Johanis, en esta segunda oportunidad que Dios le dio “no hay obstáculos” que la detengan.

“Estar viva es lo más importante”: Vanessa

Tras sufrir, regresaron fuertes

En febrero de 2014, Yady Vanessa Fernández fue arrollada por un conductor ebrio, en Guayaquil, Ecuador, y perdió su pierna izquierda. En ese momento era una destacada futbolista y tuvo que abandonar su carrera. Tras el accidente recibió apoyo y una invitación para ser ciclista, algo que le ayudó para salir adelante. “Al principio fue muy duro el cambio, tuve días en los que pensaba, ¿qué estoy haciendo aquí? Pero logré superarlos, empecé a entrenar más juiciosa, me fui enamorando del velódromo, me enganché en este deporte y ahora soy subcampeona de pista en los 500 metros. Además, en una ocasión pude derrotar a Carolina Munévar, quien es un ejemplo a seguir por todo lo que ha logrado”.

Y agrega: “quiero decirle a Johanis que tenga fuerza de voluntad, que no se deje vencer porque hay días duros, pero que siempre busque la motivación para levantarse y luchar porque con el tiempo va aprender a vivir bien sin su pierna y a reconocer que lo más valioso es estar viva”. Yady, aparte de entrenar para mejorar sus tiempos, quiere ser campeona mundial y estudiar Trabajo Social para ayudar a otras personas.

Rodney continúa firme y encestando

Tras sufrir, regresaron fuertes

Rodney Hawkins bien parece el nombre de un deportista extranjero, pero no. Es oriundo de Providencia, isla que pertenece al departamento de San Andrés, donde desde muy pequeño en edad, pero grande en estatura (mide dos metros) desarrolló sus habilidades para el baloncesto, las cuales lo hicieron ser profesional con el club Piratas de Bogotá.

Jugando para ese equipo consiguió el título nacional en 2004, año en el que también ganó la medalla de oro de los Juegos Nacionales representando a la capital del país.

En uno de los mejores momentos de su carrera ocurrió lo peor. En febrero de 2005 y por la imprudencia de un conductor borracho que lo arrolló en una calle de San Andrés, Rodney perdió su pierna izquierda. “Trabajé muy duro por ascender en el baloncesto convencional, por eso no me rendí a pesar de no tener una de mis extremidades. Decidí seguir jugando y luchando”, comentó el deportista de 38 años a Colprensa.

Tras el accidente siguió practicando baloncesto en silla de ruedas. Su talento lo ha llevado a jugar en equipos de Estados Unidos, Turquía y España, donde vive actualmente.

Santiago no necesita piernas para nadar

Tras sufrir, regresaron fuertes

Santiago Duque obtuvo 5 medallas en los Juegos Paranacionales Bolívar 2019, y para llegar a eso atravesó un túnel muy oscuro en el que finalmente halló la luz. Fue el 3 de diciembre de 2012 cuando, con 22 años, conducía su motocicleta y chocó con una tractomula, y perdió ambas piernas por debajo de la rodilla. “Fue hace casi 8 años, el proceso no es fácil, tiene su tiempo, hay que ser pacientes, estar centrados en nosotros mismos. Pero entender de que a todos nos puede suceder, son situaciones que hacen parte de la vida, e inicialmente lo tomas como una desgracia hasta que entiendes que aún faltándote algo vas a descubrir miles de cosas por hacer. Eso es un testimonio muy grande, no solo para ti sino para quienes se fijan en lo que haces”.

A Johanis le da una voz de aliento, de ánimo, “que entienda que es un proceso de calma, que no se desespere ni se desanime. Encima nuestro siempre está Dios y nos ayuda, pero hay que tomarse tiempo, respirar y hacerlo todo muy bien desde la recuperación, siempre pensando que hay más por hacer”.

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