El uso de mercurio causa el síndrome de Minamata, una enfermedad neurológica causada por el envenenamiento por mercurio. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
Los mineros utilizan el mercurio para atrapar el oro y luego lo evaporan liberando peligrosos gases en las poblaciones mineras. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
El envenenamiento con metilmercurio ataca el sistema nervioso central y puede producir pérdida del oído, trastornos motrices y del habla, pérdida de coordinación muscular, convulsiones y aberraciones mentales. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
El metilmercurio traspasa fácilmente las barreras placentarias, exponiendo a los bebés durante el periodo fetal más frágil. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
El mercurio es una potente neurotoxina y nefrotoxina. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
El mercurio también contamina los ríos, los mares y los peces que son luego consumidos por los seres humanos. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
Varias horas de exposición a altos niveles de mercurio pueden causar neumonía y bronquitis química aguda. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
Esta amalgama, que es la unión entre el oro y el mercurio, es recogida de manera manual. Los mineros terminan con problemas en su piel y temblor en las manos. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
El mercurio también ingresa por las vías respiratorias generando graves enfermedades pulmonares. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
El mercurio es también uno de los cuatro principales contaminantes industriales atmosféricos. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
La amalgama produce en las manos una dermatitis en la que se comienza a perder una capa de la piel de las manos. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
El oro es el producto final de un proceso que conlleva daños al medio ambiente, enfermedades y violencia en muchos casos. FOTO MANUEL SALDARRIAGA