Hace 25 años, Andrey Pérez llegó con su madre y sus hermanos desde Santa Rosa de Osos a Bello. Ella, que había trabajado toda su vida en la confección, instaló en este municipio un pequeño taller. Ese espacio, pensado al comienzo como un sustento para la familia, fue la escuela donde Andrey aprendió el oficio y de la que surgiría la idea de darle forma a su propio proyecto empresarial. Con el tiempo, ese aprendizaje se consolidó en Productora Ancona, una compañía que hoy es un referente de la camisería en el departamento.
El taller mantiene el sonido constante de las máquinas que cortan, cosen y rematan las piezas. En medio del ritmo de trabajo, Andrey camina entre las operarias revisando detalles, conversando con ellas y ajustando moldes. Su cercanía con el equipo refleja una filosofía que ha guiado el crecimiento de la empresa: combinar el conocimiento técnico con el valor humano. “Nada de esto existiría sin las personas que están detrás de cada prenda”, dice.
El camino no ha sido fácil. En 2014, tras siete años de trabajo, Andrey enfrentó su primera quiebra. Reducir el equipo y rediseñar los procesos fue inevitable, pero la crisis le dejó el aprendizaje de medir la producción con rigor y enfocar los procesos en la eficiencia. Con esa disciplina, Productora Ancona consolidó alianzas con marcas nacionales y perfeccionó un sistema de producción que hoy es reconocido en el sector textil.