A Ana Joaquina Valdés la llamaban La Juaca. Vivía en la zona rural de Guadalupe junto a su esposo. Eran agricultores, recogían semillas de yaragua y cultivaban cacao. Todos los días, La Juaca lo tostaba, y en las mañanas, para el desayuno, las bolas de cacao eran el centro de la mesa. Tres de sus hijas, Lucelly, María y Lilian, recuerdan cómo su madre les enseñaba a hacerlas. También cuentan que este fruto la mantuvo fuerte toda su vida: aún con más de 90 años, su memoria seguía intacta. La Juaca falleció en 2019.
Un par de años más tarde, su hija Lucelly iba camino hacia su casa, en la vereda El Machete, a las riberas del río Guadalupe. En el recorrido, entre el sonido de sus pasos, recordó la particular receta que su madre utilizaba para la preparación de sus comidas.
Ese mismo día, un primo le aseguró que su mamá era la única de la región que sabía esa receta, y le entregó tres kilos de cacao para que la hiciera. Esa fue la señal para que, junto a sus hermanas, retomaran las famosas bolas.
Tras amasar y amasar, decidieron crear La Juaca Artesana, una empresa centrada en perpetuar la práctica ancestral de hacer bolas de cacao.
Además de heredarles estos conocimientos, su madre también les dejó un lote. “Allá tienen un terreno que en este momento no vale mucho, pero les va a servir”, recuerda Lucelly que les dijo antes de fallecer. Hoy ese espacio alberga la Transformadora de Alimentos El Faldón, donde tienen más de 700 plantas de cacao, que les facilitan desarrollar productos totalmente orgánicos y naturales, sumado a unas buenas prácticas agrícolas, que les permiten cuidar todos sus productos como las cuidaron a ellas.
El mayor impulso de Las Juacas es continuar el legado ancestral que les dejó su madre. Una de sus nietas, por ejemplo, maneja las redes sociales de la empresa, y otra crea nuevas recetas con este fruto.
Actualmente hacen parte del programa Afiliados Primero de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, en el que les brindan formación en contabilidad y mercadeo, y las acompañan constantemente. También están en la mesa de turismo del municipio para realizar la Ruta del Cacao, llevando a las personas hasta su cultivo y ofreciéndoles degustaciones de sus diferentes preparaciones: bolas, nibs, tés con cáscaras, malteadas y muchas más.
Por medio de estas presentaciones, ellas han mostrado los beneficios del cacao en la salud, pero en especial mantienen vivo el legado de su madre a través de productos que son reconocidos en la región, y que buscan llevar a otros países. Para que así, las mañanas en el mundo huelan y sepan al cacao de La Juaca, una marca nacida entre las profundidades de las montañas antioqueñas.