César López , el hombre que ha llevado por cerca de 10 años un mensaje de paz y reconciliación, está triste por que los amigos de lo ajeno se llevaron su escopetarra.
Se trata de un instrumento creado a partir de una guitarra y una escopeta como símbolo del cese al fuego. Y esta, su niña consentida, que lo ha acompañado en sus giras por Colombia y el mundo, desapareció ayer de su camerino en el estadio Atanasio Girardot, tras el concierto de cierre de la Semana de la Convivencia. “Estoy muy afectado porque ese instrumento no le sirve a nadie. Su uso está en tratar de transformar la realidad y los lugares del país. Está atado a un discurso de no violencia”. Dice César, para quien este implemento, más que un valor musical, lo tiene sentimental.
“Es un implemento que no merece esa suerte, ni terminar en una prendería. Merece que vuelva a mis manos”.
A las presentaciones de los próximos días posiblemente asista recurriendo a una guitarra convencional.
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