Con asombro, vemos cómo nuestros jóvenes se alejan cada día más de la tolerancia y el respeto hacia los demás.
El adolescente que le lanzó un ácido a tres estudiantes de un colegio en Bogotá, por encargo de un primo de una de ellas, es una muestra terrible de la pérdida de valores.
No faltaba más que para demostrar nuestro disgusto con alguien, haya que recurrir a hechos tan degradantes y violentos. Debería revisarse la educación que se está impartiendo en el país. No basta con la academia y la erudición. Ante todo es necesario formar buenos ciudadanos.
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