El temperamento, dice don Antonio, no es el mismo de antes. "Hay un fenómeno que no lo entiende nadie".
De pronto está con este Sol y de pronto lo agarra el frío, agrega mientras corta unas guaduas jechas para sostener el fríjol en su parcela de alta pendiente.
La presencia de eventos climáticos extremos, un fuerte viento que hace años sólo aparecía en agosto y el incremento general de la temperatura comenzó a afectar a los agricultores.
"O cambian o les quedará muy difícil", expresa Wilson García, técnico de la Umata de Guatapé y uno de los damnificados por el cambio climático: desde 2007 no sacan producción apícola en la parcela camino a San Rafael, por la disminución en la floración nativa que requieren las abejas.
A casi 1.900 metros sobre el nivel del mar, don Antonio Suárez Marín, un sanvicentino con más de 70 años que llegó a la región con 16, tiene un cafetal, arbusto que cada vez crece en zonas más altas La piedra, no muy lejos, adorna el paisaje
"Por acá todo el mundo está sembrando café. La Federación nos está apoyando".
Aunque sólo produce una vez al año, sin traviesa, el año pasado a su cafetal aún joven le sacó casi 500 kilos.
"El granizo nos acabó lo otro", explica.
En su informe sobre el cambio climático en los países en desarrollo, entregado hace dos semanas, el Banco Mundial sentenció que la productividad agrícola declinará en todo el mundo, en especial en el trópico, incluso con cambios drásticos en las prácticas de agricultura.
Para reducir un poco el impacto, García relata que a los campesinos se les explica la idea de cultivar de manera protegida o bajo invernadero, una práctica con un costo inicial mayor, pero que asegura menor gasto en químicos ante la menor presencia de patógenos.
La intención es evitar los cambios extremos de temperatura, que están acabando los cultivos.
Con ese sistema siembran tomate, habichuela, lechuga, arveja, cilantro y otros.
Para quienes no pueden acogerse, se trabaja con principios de producción limpia para al menos reducir algunos costos.
García comenta que antes, cuando había dos períodos lluviosos y dos de verano definidos, los cultivos soportaban un verano prolongado, pero "hoy con pocos días sufren más, el Sol es más intenso y los vientos continuos resecan más la tierra".
Guatapé, a 75 kilómetros al suroriente de Medellín, tiene hoy una temperatura media de 19 grados, pero los días que alcanza 25 y más no son extraños.
Don Antonio recuerda cuando trabajaba la cabuya hace décadas. Las fibras se tienen que entresacar en verano, pues el agua las acaba. "Hoy sería más difícil porque no se sabe cuándo hará sol".
Un informe del Ideam del entonces director Carlos Costa, publicado en octubre de 2007, precisaba que el instituto tenía "evidencias de que el incremento de la temperatura es mayor a mayores alturas, lo que permite suponer que los impactos serán mayores a mayor altitud".
Don Antonio cuenta con buena agua, traída de lejos. Si no llueve pronto, deberá regar el fríjol así, como le ha pasado ya, autoridades ambientales lo regañen por malgastar el líquido.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
