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Antes que Spielberg fue el maestro Luis Montoya

ESTE PAISA SENCILLO, sin más catálogo que una enciclopedia y sin más materias primas que toneladas de hierro y cemento, hizo los primeros dinosaurios que vimos en Colombia hace casi 30 años.

  • Antes que Spielberg fue el maestro Luis Montoya | Donaldo Zuluaga, Enviado Especial Puerto Triunfo | Al lado del tiranosaurio y el iguanodonte, el escultor Luis Fernando Montoya evoca el mundo jurásico que siempre le apasionó y que lo llevó a construir estas fascinantes esculturas, mucho antes que la película de Steven Spielberg las inmortalizara. Él no se siente un maestro, pero sin duda su obra nos llenó de emoción.
    Antes que Spielberg fue el maestro Luis Montoya | Donaldo Zuluaga, Enviado Especial Puerto Triunfo | Al lado del tiranosaurio y el iguanodonte, el escultor Luis Fernando Montoya evoca el mundo jurásico que siempre le apasionó y que lo llevó a construir estas fascinantes esculturas, mucho antes que la película de Steven Spielberg las inmortalizara. Él no se siente un maestro, pero sin duda su obra nos llenó de emoción.
14 de agosto de 2010
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Antes de que el genio del cine Steven Spielberg creara un zoológico de dinosaurios, ya Luis Fernando Montoya había hecho uno, aunque pequeño, y antes de que personas del mundo entero se quedaran atónitas frente a las pantallas de cine viendo esos monstruos descomunales que gritaban y se mataban entre sí, ya muchos antioqueños los habían visto y tocado con sus manos en una finca de Antioquia.

Cuando en 1993 el escultor antioqueño vio la película Jurassic Park, de Spielberg, no pudo más que emocionarse y en vez de sacar pecho porque el parque que él había construido una década atrás ahora lo tenía ante sus ojos pero en movimiento, mejor se extasió de emoción y admiración por ese maestro del cine que había producido semejante cinta.

Diecisiete años después, el "maestro" Montoya, con exceso de humildad, simplemente dice que no hay punto de comparación.

-Yo tomándoles el pelo a mis amigos les decía que Spielberg me había copiado, pero era sólo una broma, él es un genio, que con ayudas técnicas de recreación y digitales creó un mundo maravilloso, para mí una verdadera obra de arte-.

Sí, no hay duda de que el genio de Spielberg y la magia del cine quedaron plasmados en ese filme que cautivó e hizo saltar de emoción a cineastas de todo el mundo.

Pero tampoco hay duda de que si bien Montoya no se considera maestro por los gigantescos dinosaurios que construyó en la famosa Hacienda Nápoles, donde el capo Pablo Escobar montó su imperio por allá entre los años 80 y 90, él fue pionero en la elaboración de esculturas monumentales de dinosaurios en Colombia.

Y lo hizo a pulso. Sin más ayuda que una enciclopedia, pues la internet aún no se había inventado, y sin más materiales que muchas barras de hierro, centenares de bultos de cemento, muchos baldes de pintura y varias brochas y pinceles.

Eso sí, con un ingenio a flor de piel y una imaginación tan desbordada que se atrevió a desafiar las consecuencias que le habría traído un fracaso en la ejecución de semejante proyecto, el de construir un parque de dinosaurios en la finca del hombre más temido de Colombia.

El "maestro" Montoya lo recuerda así:

-Vine casualmente a Puerto Triunfo a hacer una señalización en unas parcelas y de Nápoles me llamó un señor para que hiciera lo mismo, pero estando en esas por casualidad oí que iban a traer a una persona del exterior para que hiciera unas figuras prehistóricas gigantes, entonces les propuse hacerlo yo y me dieron la confianza-.


A la prehistoria...
Se lee en artículos acerca del filme Jurassic Park que la idea de crear un espectacular parque temático ubicado en una isla donde los visitantes pudieran observar dinosaurios reales se le ocurrió al escritor Michael Crichton, que creó una novela en la que los dinosaurios toman vida. Luego Spielberg hizo ese sueño realidad y lo llevó al cine.

No ocurrió así con el envigadeño Montoya, un simple egresado de diseño gráfico del Sena, con alguna experiencia en manejo de técnicas de fundición y de forjado en hierro, con experiencia en diseño de vitrinas y en decoración de interiores, labores que combinaba, eso sí, con una gran pasión por el mundo de los dinosaurios.

Esa pasión lo llevó a leer mucho y a emocionarse con la idea de ver algún día esos colosos de la prehistoria ante sus ojos. No se sabe por qué casualidades de la vida resultó un día en Nápoles haciendo realidad eso que añoraba desde niño.

-Yo solo había leído de los dinosaurios en las enciclopedias, pero nunca había visto películas ni nada, porque no existían, para mí fue emocionante que me encargaran el proyecto-, cuenta el "maestro" Montoya, y aclara que en Nápoles se limitó a hacer ese trabajo y nada más.

-Lo terminé, me pagaron, en ese tiempo muy poquita plata, y me fui a Cali, Pereira y luego a Estados Unidos-.

Un poco impreciso para las fechas, no precisa exactamente cuántos años le tardó acabar su obra. Dice que la primera escultura, un tiranosaurio de doce metros de alto, se demoró algo más de un año en terminarla.

De su obra también sobresalen un iguanodonte y un mamut de tamaño descomunal, con el cual recibió críticas porque, para algunos, le quedó demasiado feo.

El "maestro" ríe con tranquilidad cuando lo recuerda y trae a colación una anécdota de cómo lo fabricó:

-Para ese mamut sólo tenía como referencia unas laminitas y una enciclopedia Salvat, que decía que la altura de ese animal se podía medir pasando por debajo un niño de seis años, exacto la edad que tenía mi hijo y entonces lo traje al parque y lo hice pasar, ja, ja, ja-.

Montoya admite que no le quedó muy estético, pero que acaba de terminar el Acua Saurus, un parque de diversiones con temática prehistórica en la misma Hacienda Nápoles, y que entre las figuras construyó un mamut más cercano a la realidad.

Hace algunos años, luego de la muerte de Escobar, el "maestro" vio con tristeza, en fotos y reportajes, que esas figuras que fueron su pasión estaban semidestruidas y en visible deterioro.

Para su fortuna, el predio pasó a manos del Estado y entre los muchos proyectos que allí se tejen estuvo la restauración de los dinosaurios. Para hacerlo lo llamaron nuevamente a él y entonces le volvió el alma al cuerpo.

Confiesa que sí le tocó hacer algunas correcciones a su obra original, pues ya tenía más referencias sobre cómo fueron realmente esos monstruos prehistóricos, "aunque los que hice inicialmente estuvieron muy cercanos a la realidad", sostiene.

Hechas con simple hierro y cemento vaciado, estas figuras de más de diez metros de alto y de cinco toneladas de peso son sin duda una gran atracción en Nápoles. Para nuestro orgullo, las hizo un paisa sencillo que, extrañamente, no se considera artista ni maestro y por eso nos exige que pongamos esa palabra entre comillas.

Con comillas o sin ellas, Montoya lo es. Y como de eso no dan diploma sino que el título se gana con obras, la suya es grande, monumental, única y porqué no, pionera. Él, sin pretenderlo, fue el primero en conectarnos con la prehistoria. Por eso, créalo "maestro", sus dinosaurios nos siguen llenando de emoción cuando los vemos.

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