Con el auge de las redes sociales y los foros virtuales, a las personas de todas las edades se les ha abierto un espacio inmenso y casi sin restricciones para expresar sus opiniones e ideas. Así, la publicación de una noticia en Facebook o en la página de El Colombiano, puede convertirse en un escenario de interesantes debates acerca de la situación política, social y económica del país y el mundo. Ello a pesar de que nunca faltan los insultos, las falacias y los comentarios venenosos de una parte y otra. Lo sé, porque yo también lo he hecho.
Con la descripción anterior cualquiera podría imaginarse que la red es un entramado gigantesco de discusiones intelectuales y académicas de primer orden, aún con la conocida existencia de quienes solo se dedican a escupir veneno en cada palabra. Sin embargo, no es así ¡y por fortuna! Porque sería deprimente ver comentarios serios y trascendentes –tan necesarios en algunos contextos- en todas partes. Al mundo también le hace falta sátira, sarcasmo, sentido del humor –bueno o malo- y, por qué no, expresiones ácidas e irreverentes.
Ahora bien, existen internautas ávidos de noticias y publicaciones serias, pues ellos son profundos; no ven la televisión porque es para ovejas y borregos, detestan la farándula y la consideran el opio de las masas, piensan que el fútbol es una distracción que no permite ver los problemas reales del país, sienten repudio por los temas banales y creen que sus gustos musicales son superiores a los de los demás; en fin, están por encima del bien y del mal.
Además, algunos de ellos suelen tener una pública y cacareada pasión por los libros, aunque su redacción y ortografía despierten razonables sospechas sobre la veracidad de sus gustos. A mí tampoco me gusta ver televisión, de fútbol sé poco y he llegado a leer hasta un libro completo por año, pero lamentablemente todavía no alcanzo el estatus de iluminado.
Así que apaguen la televisión y abran un libro, ¡y no olviden publicarlo en Facebook!
*Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.
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