"No le pago para pensar, obedezca y punto".
Esas actitudes son muy propias en personas incapaces de convencer con argumentos sobre la bondad de sus decisiones. Generalmente emplean el terror, el miedo y la sumisión como herramientas para hacer su gestión.
Ellos no delegan por temor a que el delegatario se lleve los honores, pretenden que sus compañeros de trabajo dependan siempre de su aquiescencia para llevar a cabo cualquier acción.
Los que se consideran imprescindibles en las empresas, (entre otras cosas deben ser los primeros en salir, cuando de reestructuraciones administrativas de personal se trata) son con mucha frecuencia capaces de convertirse en el obstáculo permanente para el avance y el desarrollo de las políticas y estrategias empresariales.
Infortunadamente las decisiones que tienen que ver con estas situaciones no son parte rutinaria en el razonamiento lógico de los directivos o miembros de junta; ellos las delegan en los gerentes y prefieren eludir, en muchas ocasiones, su responsabilidad señalando al que debe transmitir el mensaje a los afectados.
No sé si en el Ejército Colombiano o en todos los ejércitos del mundo está prohibido pensar, pero las filtraciones que se han dado como explicaciones para el infamante espectáculo originado por el llamado a calificar servicios al General Gustavo Matamoros Camacho es una muestra innegable de la incapacidad directiva de quienes están ahora al mando del país.
Es una vergüenza que este tipo de decisiones se comuniquen simultáneamente al afectado y a los medios de comunicación y que, a renglón seguido, salgan a la luz los supuestos motivos que dieron lugar a esa determinación.
No solamente eso, se da en un periodo de tiempo en el cual la gente está de asueto, esperando que esto no tenga reacciones y que se tome como algo natural.
Si la decisión era sacarlo, como se sacó al Almirante Arango B., esto se debió hacer desde el inicio de este mandato el 7 de agosto de 2010, cuando se nombró la cúpula de las fuerzas militares.
El general Matamoros Camacho es por encima y de acuerdo con las informaciones que han circulado en estos días, el militar más calificado para asumir el comando general de las Fuerzas Militares.
Ahí empezó el problema y no lo generó el General, lo originó el señor Presidente que nombró un Ministro, que se cree imprescindible y que busca su lucimiento sin importar los resultados; ante cualquier cuestionamiento a sus apreciaciones, decide esconder la cabeza y señalar a quien lo cuestiona como un palo en la rueda.
Como él requiere loas y quién le sobe el saco, busca entonces que sus subalternos no tengan ideas propias ni piensen, solo obedezcan.
Para conseguir esto se buscan personas que no dominen el tema y se saca a quien lo domina. En este Ministerio se prohíbe pensar y punto.
Postre: Pensar en una concesión para el dragado y explotación de los ríos navegables en Colombia no es una locura. Ministro de Transporte, piense; usted no está en el Ministerio de Defensa.
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