Es cierto que la llegada de Sergio Markarián fue fundamental para que Perú empezara a recuperar su identidad y mostrara jugadores más comprometidos en la Copa América. Sin embargo, aún tienen muchas cosas por mejorar con urgencia si desean imponerse hoy a Colombia.
"¿Ustedes saben quiénes son estos señores?", preguntaba afanado un periodista inca mostrando unas fotos de varios aficionados que vieron el entrenamiento en la cancha de Belgrano y fueron calificados de "espías" por Markarián, quien rescató "el buen trabajo de Colombia" y confesó que "me veo en las semifinales".
También es verdad que "a Perú lo miran diferente", porque los actuales jugadores están aportando más de lo que se pensaba como enfatiza el mismo entrenador uruguayo. Pero tanto el técnico como sus integrantes tienen que pensar más en la pelota que en lo extrafutbolístico si desean ratificar hoy en Córdoba que su mejoría no fue pasajera.
A Perú le sobra malicia en la pelota quieta, posee delanteros peligrosos, lo caracteriza un nuevo fervor patriótico y el buen manejo del balón. Eso gracias a la nueva mentalidad que le dio Markarián a una generación que venía perdida y que, por volver a creer en su talento, avanzó hasta los cuartos.
Paolo Guerrero, la gran figura del equipo, consideró que si Perú quiere avanzar a las semifinales tendrá que salir "con todo" ante los colombianos.
El delantero del Hamburgo de Alemania tiene razón al decir que "si queremos ganar tenemos que salir a atacar a un rival que será duro, porque sabe con el balón y llegó muy bien a esta fase". Eso es ambición, una de las cualidades que le sobra al Perú modelo 2011 y que, a través de la historia, resulta favorecido por sus resultados sobre Colombia, que también tiene un presente halagador y pretende pasar de largo estos cuartos de final.
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