No sabe bien de dónde ni por qué, pero en los últimos años de colegio algo le susurró a Clarita Saldarriaga Vargas un camino. Ella lo tomó y hoy, con apenas 22 años, es una colombiana que trabaja en un centro de investigaciones, tiene una maestría sin recibir aún el título de pregrado y el próximo año podría comenzar un doctorado.
Le había ido bien en los años de escuela en La Enseñanza y en el bachillerato, cree que quizá por estar creciendo, sintió que necesitaba más autodisciplina para llegar a dónde quería.
Una primera estación fueron las Olimpiadas del Conocimiento, donde estuvo porque gracias a sus conocimientos los profesores la eligieron entre las diez alumnas que representarían a La Enseñanza en la edición 2006 de ese certamen de la Secretaría de Educación de Medellín.
Clarita terminó en el cuarto puesto y por llegar a la final recibió una beca para estudiar en una institución privada de la ciudad. Ella eligió la Universidad Eafit porque, además de que quería ser egresada de ese plantel, tenía Ingeniería Física.
La Física y las Matemáticas la engancharon desde colegiala en un gusto que se mantiene hasta hoy. Por eso logró mantener un buen promedio en el pregrado que la hizo conocer entre sus docentes.
Y no es que Clarita fuera la "súper nerda", ella misma lo dice. Tenía una vida social de universitaria que sale con los amigos a cine, a comer y los fines de semana con su familia. Lo que pasa es que la disciplina, las ganas, la hacían destacarse y una de las que lo notó fue la profesora eafitense Claudia Palacio.
Clarita, como había perfeccionado el inglés del colegio en cursos que tomó en la universidad, decidió en el sexto semestre empezar a estudiar francés. Fue una decisión que tomó peso cuando la tutora Claudia le contó que había una posibilidad para ir a estudiar a una universidad francesa a terminar allí el pregrado.
Intensificó el idioma, creció el número de créditos por semestre para cumplir los requisitos y el año pasado logró cupo en la Universidad de Limoges, en Francia.
Le llevó unos dos meses "coger" el vocabulario técnico de las clases pero la motivación superaba ese obstáculo. Al llegar, la institución le validó los créditos y le informó que le alcanzaban para entrar de lleno a una maestría.
Al principio tuvo que lidiar con lo cerrado que eran sus compañeros franceses, que estaban acostumbrados a que los extranjeros eran perezosos para el estudio. Uno de los requisitos de las tareas en equipo era que se formaran grupos multiculturales y fue ahí cuando Clarita y sus compañeras de viaje Juliana Jaramillo (Eafit) y Carolina Villada (U. de A.) demostraron por qué habían llegado hasta allá.
Para la práctica de la maestría Clarita se postuló al Centro de Investigación Nuclear de Bélgica. Allí requerían a alguien con buenas bases de Física y así entró a un proyecto que mide los efectos de la radiación ionizante, esa que se encuentra, por ejemplo, en las radioterapias contra el cáncer o los rayos x. El trabajo de la eafitense se centró una cerámica avanzada que sirve como medidor, un material que se usa en motores, microchips o transbordadores.
Terminó la práctica, cumplió los requisitos para el título de magíster en el país galo y regresó a Colombia para estar solo cuatro semanas porque consiguió un empleo en el Centro de Investigación Nuclear.
El lunes pasado empezó sus labores en ese lugar donde se comunica en inglés con sus compañeros que llegan de todas partes del mundo. Claro que tiene planeado matricularse en holandés, el idioma que hablan en la zona flamenca de Bélgica.
El título de Ingeniera Física que Eafit le otorgará en diciembre ella lo verá por Skype, porque estará en el invierno belga en esos días. Para entonces tendrá más claro a cuál doctorado se postulará en Europa para regresar al país con otro título.
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