El del tráfico de cocaína es un negocio que no conoce límites: esta semana la Policía Antinarcóticos encontró 16 kilos del alcaloide dentro de la estructura de 17 tornillos que iban a ser enviados, en una encomienda, de Cali a Inglaterra.
La suerte fue que un perro entrenado detectó el olor del cargamento. Las piezas habían sido "descabezadas" y rellenadas con cocaína.
Los narcos han intentado ya toda clase de tretas para enviar drogas al exterior. Algunas muy "ingeniosas" y otras burdas, pero al fin y al cabo detestables por el daño que le hacen a la salud de la humanidad y a la imagen de Colombia en el mundo.
Cocaína camuflada en artesanías, en frutas, en ropa, en cosméticos, en equipos deportivos... es larga la lista de objetos empleados para traficar. A la incautación de los tornillos se le sumó otra de manteles que iban rumbo a España.
Por fortuna este bombardeo incesante de los narcos se estrella con policías y perros con muy buen olfato.
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