La situación de violencia en la comuna 8, como fruto del enfrentamiento entre combos que se disputan el negocio del microtráfico y el cobro de extorsiones, está llegando a extremos inadmisibles.
Los compromisos adquiridos con la comunidad en tres consejos de seguridad realizados, a raíz de brotes de violencia tan graves como los registrados en las últimas semanas, se deben cumplir. Recordar que hasta se prometió vigilancia nocturna con helicópteros y mayor presencia policial y del Ejército.
Pero ante todo, lo que necesita esta comuna, cuyo núcleo es el barrio Caicedo, es una intervención integral.
Y es urgente hacerlo, pues sin establecer comparaciones que siempre resultan odiosas, no queremos que en Medellín se repitan historias.
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