Hace un poco más de un año, con motivo del Mundial Sub-20 en Bogotá, León Londoño Tamayo rompió el silencio en los medios de comunicación y habló para El Colombiano.
Dijo que lo hacía por gratitud y simpatía por este diario, que siguió sus pasos como dirigente desde sus inicios en el Cúcuta Deportivo, hasta su retiro en 1992, cuando decidió dedicarse a sus negocios particulares, luego de ser presidente de la Federación Colombiana de Fútbol y de la Dimayor, de convertirse en miembro honorario de la Fifa (fue uno de sus vicepresidentes) y de hacer parte del Comité Olímpico de Colombia.
Durante ese período gestó la etapa más brillante del balompié nacional, al llegar como técnico a Francisco Maturana y darle de nuevo la clasificación a Colombia a un Mundial, en 1990. Al lado de su amigo Alfonso Senior, ya fallecido, obtuvo la sede de la Copa Mundo de 1986, a la cual más tarde renunciaría el presidente Belisario Betancur.
León Londoño Tamayo falleció el sábado por la noche en la Clínica Country de Bogotá, a la edad de 83 años, víctima de una neumonía.
El “Hombre del Tabaco”, como le llamaban a este paisa (nació en Jericó) extrovertido y bonachón, famoso por sus frases célebres, mantenía su humor y buena memoria. Con una capacidad sorprendente relataba los hechos más destacados de sus 50 años de actividad deportiva y las venturas con su esposa Olga Morelli, la cucuteña que le robó el corazón y con quien formó una familia de la que vivía orgulloso.
Devoto del papa Juan Pablo II, Londoño Tamayo, hasta el año pasado, recibía las invitaciones de la Fifa a todos sus eventos. Consideraba a Pacho Maturana y Bolillo Gómez como sus hijos.
“Estoy muy triste con la partida de uno de los mejores dirigentes colombianos o tal vez el más grande en la historia de nuestro fútbol. Un hombre al que le aprendimos y al que conocimos y respetamos”, dijo Ramón Jesurún a la prensa, presidente de Dimayor.
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