En la vida nos topamos con personas que inmediatamente nos generan confianza y tenemos la impresión de que las conocemos desde hace mucho, cuando en verdad llevamos diez minutos de haberlas conocido. Este tipo de personas, en casi todas las oportunidades, son transparentes, coherentes y consecuentes con sus principios y por ende crean a su alrededor un halo de confianza y credibilidad.
En el abanico de los candidatos a la Presidencia nos encontramos con muchos personajes que, engañados por sus áulicos, creen que lograrán entretejer una malla de confianza entre ellos y el electorado, por el solo hecho de haber ocupado las curules del Congreso o, por sus ejecutorias como ministros, en carteras que por su misión y la orientación que han tenido los gobiernos en los cuales han estado, los catapultan como buenos ejecutores.
Cumplir con las órdenes superiores no es muestra de nada diferente a ser un buen mandadero.
Caso contrario se da, cuando se hacen las cosas por iniciativa propia y se logran los éxitos que hacen conocer al personaje como un buen mandatario. Para esto no se necesitan escalas o cantidad de personas que se ven beneficiadas por el trabajo serio, honesto, honrado, eficiente, eficaz, productivo y todos esos calificativos que merecen los trabajos bien hechos, puesto que la realidad es que el personaje consigue convencer y cautivar a quienes son la razón de ser de la administración de lo público, debido a su capacidad y sus ejecutorias.
Concluir un mandato con más del 90% de aceptación y credibilidad es un palmarés que no se repite ni se consigue haciendo chambonadas o gobernando con unas coaliciones armadas desde antes de las elecciones para tener contentos a los concejales, diputados y congresistas.
Lograr conformar la coalición después de haber logrado la elección como gobernante es, eso sí, una demostración de capacidad de convencimiento y seducción hacia personas con ideologías diferentes.
En el ramillete, no es espiritual, que tenemos para llegar a la presidencia en el 2010, tenemos en la actualidad muchos interesados en ocupar el principal cargo público del país, pero de verdad dan grima muchos de ellos, debido a sus opacidades o, sus ideas trasnochadas, o en la poca credibilidad que tienen. Sólo hay uno o, posiblemente en un futuro dos, a quienes les podemos creer. Los demás son montonera.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6