De las 330 toneladas de ayuda que el Gobierno nacional, con aportes de los colombianos, envió ayer a los hermanos haitianos, una salió de la esquina de la carrera 78 con la calle 3, en el corazón de Belén Rincón.
Juan Carlos Herrera dice que él vivió en Haití nueve meses y que por eso decidió el sábado en la mañana, junto a Rosa María Rojas, una vecina del sector, poner una mesa con manteles blancos y escribir en un tablero: "Recuerde que nuestros hermanos haitianos necesitan nuestra ayuda. Hoy por ti, mañana por mi".
-"Vamos a conseguir mil kilos para enviarle a los amigos de Haití que hoy necesitan de nuestro apoyo"- gritó por un altoparlante Juan Carlos.
Comenzaron a llegar las ayudas. Unos se acercaron con un frasco de aceite, otros con sardinas enlatadas, otros con panelas, otros más con fríjoles cargamanto y muchos con lentejas y arroz.
El propietario de la compraventa de enfrente le dijo que comprara 300 mil pesos en lo que necesitara, que él pagaba la factura. Y así se hizo: más arroz, lentejas, café y azúcar.
"Yo viví un tiempo en Haití, trabajando en el hotel de un amigo colombiano y la situación allá, sin terremoto era difícil, imagínese ahora. Por eso decidí que debíamos hacer algo en el barrio", dijo.
Si usted quería saber el lugar donde poner su ayuda, la música indicaba el lugar donde se podía entregar lo que se necesitaba. Y llegaron de muchas partes del barrio. Por ejemplo, Mario se acercó con café y algo de azúcar. "No sabemos cuándo nos pueda pasar algo parecido y vamos a necesitar también mucha ayuda", dijo.
Al lado de Juan Carlos, animando, coordinando y también, poniendo, estaba Rosa María Rojas. Ella trabaja con Juan en un negocio de huevos y pescados en la calle 3 del barrio.
"Nosotros somos conscientes que cualquier ayuda que les demos les va a servir. Por eso pedimos mucho arroz, productos enlatados y cosas que puedan llegar a Haití en buen estado", dijo Rosa.
Pero no solo fueron alimentos. Debajo de la mesa, en bolsas negras, estaban otras donaciones: ropa usada, pero en buen estado. "La gente se acercó con sábanas, que son muy necesarias en este momento, ropa para los niños, ropa para grandes y hasta zapatos.
Las mesas estuvieron hasta cuando llegó un camión de la Cruz Roja y se llevó la tonelada de alimentos, que con solidaridad, los habitantes de Belén Rincón recogieron durante un día entero.
"A todos se les dio la claridad que esto nadie lo tocaba hasta que no llegara alguien de la Cruz Roja a recogerlo. Y así fue. Esa fue nuestra manera de mostrar solidaridad con hermanos que en este momento están sufriendo mucho", dijo Juan Carlos.
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