Cinismo, no de otra forma puede entenderse que Tony Hayward, director ejecutivo de la British Petroleum (BP), aproveche la enorme fortuna que obtiene de su cargo para pasear en un yate, mientras la humanidad asiste a la más grande tragedia ambiental de la sociedad moderna, generada por el derrame de crudo en el golfo de México.
Las críticas a Hayward le han llegado de todas partes. Si la semana pasada el presidente Obama buscaba al responsable de la tragedia para patearle el trasero, qué le patearía a este ejecutivo de la BP, quien se pasea entre multimillonarios por las islas Wight (Inglaterra), lejos de la marea negra que mata ecosistemas y amenaza el mundo. Día tras día, miles y miles de barriles de crudo convierten el mar y las costas estadounidenses en una trampa para la vida.
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