Bélgica volvió a salir este martes al rescate de una entidad financiera, el banco franco-belga Dexia, esta vez en coordinación con las autoridades francesas y, en menor medida, las luxemburguesas.
Tras una reunión que se alargó toda la noche, el primer ministro belga, Yves Leterme, anunció que los tres países inyectarán 6.400 millones de euros en Dexia, en el marco de una ampliación de capital, con objeto de aumentar su solvencia y restaurar así la confianza en la entidad.
El banco vio hundirse el lunes su cotización bursátil (cayó casi el 30 por ciento) entre rumores sobre su situación financiera y la posibilidad de que ampliara capital.
Los títulos de la entidad fueron suspendidos este martes en las bolsas de París y Amsterdam y en su vuelta al parqué registraron un fuerte rebote. Avanzada la sesión se estabilizaron en torno a 7,8 euros, con una subida en torno al 10 por ciento.
Tanto el consejero delegado, Axel Miller, como el presidente del consejo de administración del banco, Pierre Richar, anunciaron la renuncia a sus puestos.
Distribución de los aportes
Según el acuerdo alcanzado por los tres países, Bélgica invertirá 3.000 millones de euros, Francia otros 3.000 y Luxemburgo 376 millones.
La aportación belga se divide a partes iguales entre el Gobierno central, las tres regiones del país y los accionistas institucionales de la entidad (1.000 millones de euros cada parte).
Las regiones se repartirán su contribución en función de su riqueza (Flandes, 500 millones; Valonia, 350 y Bruselas, 150 millones). Esta participación regional se consideró necesaria porque Dexia es un banco especializado en la financiación a las entidades locales.
Los accionistas institucionales son el grupo inversor Arcofin, el banco asegurador Ethias, y Holding Communal, otra institución especializada en el crédito a entidades locales.
De la aportación francesa, 1.000 millones los habilitará el Gobierno central y los otros 2.000 los canalizará la Caisse de Dépôts et Consignations (CDC), el organismo estatal francés que reúne participaciones empresariales y que tiene poco más del 10 por ciento del capital de Dexia.
Argumentos
Para reducir su exposición a los vaivenes de la economía estadounidense, Dexia reconvertirá la línea de crédito de 5.000 millones de dólares habilitada para su filial americana, FSA, en una facilidad garantizada e inyectará hasta 500 millones de dólares para cubrir pérdidas adicionales a los 316 millones ya anunciados hasta junio por la citada división.
FSA, una aseguradora de bonos, se vio directamente salpicada por la crisis de las hipotecas "subprime" y está en el origen de los problemas actuales de Dexia.
Con este nuevo rescate, las autoridades belgas amplían hasta 7.700 millones de euros el desembolso para garantizar la estabilidad del sistema financiero.
Menos de dos días después de ponerse de acuerdo con Holanda y Luxemburgo para entrar en el capital del grupo bancario y de seguros Fortis, Bruselas tuvo que coordinarse con otro gobierno para evitar el derrumbe de una de las entidades más importantes del país.
El ministro de Finanzas, Didier Reynders, subrayó que ambas decisiones eran necesarias para proteger a los clientes, garantizar el empleo y evitar el contagio a otros bancos e insistió en que se trata de "una apuesta" a largo plazo.
En los dos casos, los problemas se intensificaron con el estallido de las turbulencias financieras, la escasez de liquidez en el mercado y la pérdida generalizada de confianza en el sector, que provocó el hundimiento en bolsa de las dos entidades citadas.
La Comisión Europea, que está a la espera de una notificación de las autoridades implicadas para evaluar si las ayudas son compatibles con la normativa comunitaria, elogió la rapidez con que han actuado para evitar un perjuicio mayor y problemas similares en otras entidades.