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El 2013 fue un año difícil para la imagen de Estados Unidos

El manejo de la crisis en Siria, la parálisis del Gobierno y el espionaje cambiaron la percepción.

  • El 2013 fue un año difícil para la imagen de Estados Unidos | Desde Hawai, donde pasa las vacaciones, Obama dio impulso a la reforma sanitaria. FOTO REUTERS
    El 2013 fue un año difícil para la imagen de Estados Unidos | Desde Hawai, donde pasa las vacaciones, Obama dio impulso a la reforma sanitaria. FOTO REUTERS
27 de diciembre de 2013
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Este año fue difícil para la imagen de Estados Unidos: la gran democracia del mundo y defensora de las libertades individuales fue acusada de espiar a sus propios ciudadanos y a gobiernos extranjeros; el gigante militar amenazó con usar la fuerza en respuesta al uso de armas químicas para luego retractarse, y su gobierno estuvo paralizado durante 16 días.

Dichos factores hicieron que para muchos observadores en el extranjero la imagen de Estados Unidos como líder indispensable e inexorable pareciera un tanto obsoleta, confundida y hasta engañosa.

De un lado, el escándalo sobre el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional y el cierre del gobierno crearon una imagen contradictoria del país: fuerte y belicoso hacia los demás, pero cobarde y débil a lo interno.

"Es como un gigante con pies de arcilla", opinó Julie Simonsen, una estudiante universitaria en Dinamarca.

Otros recuerdan la visión de otra época: "Cuando yo era pequeño, Estados Unidos era el país de ensueño. Era un país que admirábamos como ejemplo a seguir", expresó Chieko Kotani, un trabajador del sector de turismo, de 51 años en Tokio. "Sin embargo, en este año, creo que el status de Estados Unidos en la comunidad internacional ha declinado. Me parece que ha perdido su liderazgo un poco".

El tema del poder de Washington a nivel internacional fue particularmente debatido en los días en que el gobierno estadounidense quedó paralizado durante 16 días por un desacuerdo en el Congreso sobre la reforma del sistema de salud.

La oposición republicana había amenazado con negarse a aprobar el presupuesto a menos que sea derogada la reforma. Los demócratas rechazaron la exigencia. Como resultado, unos 800.000 empleados públicos tuvieron que separarse de sus cargos temporalmente.

Alrededor del mundo, sonaron las voces de alarma. "¡Jefferson, despierta, los estadounidenses se han vuelto locos…", decía el titular del diario francés Le Monde.

"Una superpotencia se ha autoparalizado", dijo la revista alemana Der Spiegel. En las Filipinas, el secretario de Finanzas César Purísima calificó el hecho como "sumamente desafortunado para el resto del mundo".

En Australia, donde la gente tiene servicio de salud gratuito, el drama fue seguido con gran confusión. ¿Cómo es posible que el país más poderoso del mundo quede paralizado por un desacuerdo sobre la atención médico, algo que para muchas personas, es un derecho elemental?

"Quedé totalmente asombrada cuando los extremistas de derecha del Tea Party llegaron a cerrar al gobierno por su posición inflexible sobre la reforma de la salud", declaró Rachael Vincent, empleada de una asociación sin fines de lucro en Sydney.

Desde la otra orilla, otros interpretaron el hecho de que Estados Unidos no cayó en el caos como prueba de la solidez del sistema norteamericano.

Chris Capitis, de 28 años y quien trabaja en un restaurante de la cadena T.G.I. Friday"s en Manila, Filipinas, dice que la cultura estadounidense se propala por el mundo y por lo tanto garantiza que la influencia perdurará.

"Cuando uno enciende la televisión, uno ve cultura estadounidense. Cuando uno se conecta a la internet, los cibersitios son estadounidenses. La música que uno escucha, las películas que uno ve, la comida que uno come. Son cosas que perduran", dijo Capitis.

Para Paul Bailey, músico y escritor australiano, el mundo siempre necesitará a Estados Unidosa. Quizás no con las políticas confusas de la actualidad, pero como una fuente de inspiración. "No veo muchas esperanzas para Estados Unidos hoy en día", dice Bailey, "Pero veo muchas menos esperanzas para el mundo sin ellos".

Hay indicios de que los estadounidenses nuevamente prefieren ocuparse de sus asuntos internos. Según una encuesta del Centro de Investigaciones Pew, la mayoría de los estadounidenses opina que la influencia de su país a nivel internacional está disminuyendo.

El sondeo, realizado en conjunto con el Council on Foreign Relations, halló además que sólo el 17 por ciento de los estadounidenses cree que su país desempeña un rol mayor en el mundo comparado con hace 10 años; más de la mitad opinó que hoy en día es menos importante y menos poderoso.

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