El 4 de febrero de 2008 quedó marcado en la memoria de los colombianos. Ese lunes el país se unió en un solo grito: "no más Farc".
Se calcula que doce millones de personas se volcaron a las calles a pedir el fin de la guerrilla, el fin del secuestro, no más violencia, no más sangre. Lo hicieron bajo el eslogan de "Colombia soy yo". Fue una jornada histórica, que también se vivió en 193 ciudades de todo el mundo.
Lo que empezó como el tímido esfuerzo de Óscar Morales, un ingeniero barranquillero que invitó a sus amigos a través de Facebook, terminó convirtiéndose en una causa nacional.
La marcha se convirtió en un símbolo del repudio de la ciudadanía hacia la violencia de la guerrilla, luego de que se dieran a conocer las pruebas de supervivencia que mostraban las indignas condiciones en las que estaban los secuestrados por las Farc.
Fue tanto su impacto que un mes después, el 6 de marzo, se desarrolló una iniciativa similar, esta vez, como un apoyo a las víctimas del paramilitarismo.
Entre 1995 y 1996 se realizaron varias movilizaciones organizadas por la fundación País Libre en contra del secuestro.
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