El infarto, es una enfermedad que genera temor y desconocimiento en la población.
Muchas personas ignoran sus causas y por ello, algunas de ellas no se cuidan de los factores de riesgo, lo que hace que estos se vuelvan más propensos a esta temida enfermedad.
EL COLOMBIANO entrevistó a Jesús de León Lugo, cardiólogo del Instituto del Corazón quien habló sobre el tema.
¿Qué es el infarto de miocardio?
Es una enfermedad caracterizada por dolor en la cara anterior del tórax, el cual es producido por la oclusión aguda de una de las arterias coronarias o una de sus ramas por acumulación de grasa en sus paredes.
Las arterias coronarias son vasos que nacen en la aorta y son las encargadas de llevarle oxígeno y nutrientes al músculo cardíaco para que cumpla sus funciones, o sea expulsar y mover la sangre por todo el cuerpo.
¿Cuáles son las causas de esta enfermedad?
La causa del infarto es la obstrucción aguda de una arteria coronaria. Esta a su vez es producida por la acumulación de lípidos (grasas) en las paredes de dichas arterias, las cuales al romperse activan la cascada de la coagulación y generan la formación de un trombo (coágulo) que detiene la circulación de forma abrupta en esa arteria y lleva a la necrosis (degeneración del tejido) del músculo, produciendo todos los síntomas conocidos.
Existen algunas personas más propensas que otras a sufrir un infarto, por lo que se hace necesario mencionar los llamados factores de riesgo coronarios. Estos son hábitos de vida o enfermedades que estimulan la formación de placas, algunos son modificables y tratables, otros no.
Estos son algunos:
La hipertensión arterial: que en personas sanas debe ser de 120 la sistólica y 80 la diastólica, puede estar elevada ocasionando daño de las arterias sin producir malestar , es "el enemigo silencioso".
Elevación del colesterol: es una sustancia que produce el hígado y se ingiere con los alimentos y hace parte de las células. Al incrementarse aumenta la posibilidad de producir arterioesclerosis, lo recomendado es tener un nivel menor de 200 miligramos en 100 mililitros en suero, o reducir el colesterol LDL "colesterol malo" por debajo de 100 mg/dl. Al contrario del colesterol HDL cuyos niveles elevados reducen el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Diabetes: el 65 por ciento de los diabéticos muere de alguna enfermedad cardiovascular, por ello, se recomienda a los diabéticos mantener la glicemia en los niveles normales con tratamiento.
La obesidad y el sobrepeso aumentan el riesgo de padecer otras enfermedades como hipertensión y diabetes.
El tabaquismo no solo aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular, sino también de padecer enfermedades respiratorias como el cáncer de pulmón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y otras como impotencia sexual.
El sedentarismo. Aquellas personas que sostienen una actividad física permanente tienen una mayor expectativa de vida que las que no la tienen.
Otros factores de riesgo que se deben mencionar son: la edad, el sexo, hasta los 65 años (las mujeres tienen menor riesgo que los hombres, después tienden a igualarse), la herencia, tener familiares que padecieron infarto antes de los 55 años aumenta el riesgo de padecerlo, el estrés y el consumo excesivo de alcohol.
¿Cuáles son los síntomas más comunes?
De los síntomas del infarto el más notable es el dolor en el tórax, es de aparición súbita de más de 30 minutos de duración pero puede haber estado precedido de dolor torácico de menor intensidad y duración los días anteriores.
Tiene la característica de ser descrito como opresivo o como sensación de peso. Habitualmente es muy intenso puede irradiarse, o sea extenderse en cuello o mandíbula, a brazo izquierdo o incluso en la parte superior del abdomen. Se acompaña de sudoración, frialdad, palidez y sin tratamiento puede durar hasta seis horas. El enfermo puede manifestar además dificultad para respirar, tener pérdida transitoria de la conciencia e incluso el infarto puede manifestarse como muerte súbita.
¿Cómo actuar en caso de sentir los síntomas?
El tratamiento del infarto miocárdico es hospitalario. Por lo tanto ante la sospecha de esta enfermedad, con los síntomas descritos, se deben evitar esfuerzos y trasladarse inmediatamente a un centro hospitalario para recibir la atención inmediata y adecuada.
El mayor beneficio se recibe cuando el tratamiento se inicia dentro de las dos primeras horas de la aparición del dolor ya que se pueden administrar medicamentos que destruyen el trombo y reducen el tamaño del infarto.
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