Mucho más que un tema de agenda informativa o de opinión y que una cuestión de actualidad, la educación debe ser, para el periodismo, una misión esencial, sin la cual se convierte en entretenimiento insustancial, en pasatiempo sin sentido, en actividad recreativa inútil.
La importancia del premio que la Sociedad Interamericana de Prensa le ha conferido al programa Prensa Escuela de EL COLOMBIANO está en el reconocimiento de un modelo de periodismo que le opone resistencia a la estulticia generalizada que impone la utilidad de lo inútil y afirma la inutilidad de lo útil (por ejemplo de la información cualificada con contenidos educativos).
Por desgracia en el periodismo y los medios de comunicación se ha abierto camino esa tendencia dictada no sé por qué o quiénes, tal vez por el predominio del ánimo de lucro a toda costa y del beneficio sobre el servicio, que privilegia la superficialidad, hace de la información un modo frívolo de distracción en tiempo de ocio, no afronta la búsqueda del sentido verdadero de lo que pasa y nos pasa, se engolosina con la chismografía ridícula, no va más allá de las apariencias y los titulares impactantes y abusa de las tragedias humanas para lograr mejoramientos engañosos de los niveles de audiencia.
El periodismo que resiste la amenaza de esos embates de lo light es el que se impulsa y sostiene desde periódicos, noticieros y multimedios convergentes e interactivos que trabajan en la realización diaria, desde todas las secciones de la actualidad, de un proyecto de educación para la gente.
Claro que hablan de la educación, de los programas y deficiencias seculares en la instrucción y la enseñanza, de los planes y las políticas públicas en esta materia y del abandono por el Estado de la responsabilidad pedagógica. Pero no sólo la tratan como asunto de interés que debe mantenerse en primer plano, sino que, ante todo, piensan y hacen educación, cooperan con la llamada comunidad educativa (padres, educadores, colegios, etc.) en la publicación y divulgación de contenidos que refuercen esa tarea y, en suma, son y actúan como coeducadores.
Ese ha sido, a mi modo de ver, uno de los méritos de Prensa Escuela, como programa fundamental creado por EL COLOMBIANO en colaboración con establecimientos educativos regionales y con el apoyo de estudiantes de Comunicación Social y Periodismo que entienden con suficiente claridad cuál es el significado de su labor profesional, cómo parte inseparable de la responsabilidad social de esta profesión está vinculada con la educación, mediante el respaldo a la formal y el incremento de la no formal y continua.
Informar y orientar, incluso recrear, también es educar. El periodismo que no educa es inútil, es inservible y carece de trascendencia y relevancia
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6