Estar desempleado o subempleado es la locura. Así se desprende de un reciente informe, poco divulgado, de la Organización Mundial de la Salud y su Comisión sobre los factores determinantes en la salud. Titulado Subsanar las desigualdades en una generación, fue preparado durante tres años por políticos, académicos y altos ex funcionarios.
El paisaje de cada día al transitar por la Regional con San Juan, cae de perlas. ¿A cuántos de estos habitantes de la calle, acostados sobre los andenes, se les negó una oportunidad?
El trabajo informal y el temporal están asociados con la mala salud. Un estudio de Kivimäki concluyó que la mortalidad era mayor en empleados temporales. Un empleo de baja calidad afecta tanto la salud mental como la pérdida del trabajo, establecieron por separado Bartley, Mountaner y Strazdins. Marmot y el mismo Kivimäki asociaron el estrés laboral con un riesgo 50 por ciento mayor de enfermedad coronaria. Stansfeld y Candy reportaron que el desequilibro entre el esfuerzo laboral y la recompensa obtenida afecta la salud mental y física.
¿Qué porcentaje de nuestra realidad tendrá que ver con esta problemática? En Colombia, 36 millones de personas están en edad de trabajar. De ellas, 20,8 millones son económicamente activas. El último informe del Dane reveló que 2.230.000 andan desocupados y 6,3 millones con empleo inadecuado o subempleo. El 33 por ciento de los jefes de hogar desea una mejor ocupación, por sus competencias o por sus ingresos actuales.
El análisis de Carles Muntaner, investigador que participó en el informe por un centro canadiense, sugiere que quienes tienen un empleo con todas las prestaciones y garantías padecen menos problemas físicos y mentales.
En 2004, la OMS hablaba de la educación, el trabajo y la vivienda como factores para considerar en la promoción de la salud mental.
Hoy, el nuevo informe llama a que la creación de empleo decente y bien retribuido sea meta central en las políticas de los países. No se trata de reducir el problema a casos personales de superación, que los hay. La justicia social, se expresa, es un asunto de vida y muerte: afecta la manera como vive la gente, la presencia de enfermedades y el riesgo de una muerte prematura.
Acá nadie se ocupa de la salud mental de desempleados y subempleados, ni se procura que todo empleo sea digno. Los indicadores valen para titular periódicos y noticieros. Y el mal crece. La locura.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
