La imagen era el reflejo perfecto de lo que pasaba ayer en Girardota: gente con sus baldes para recoger agua de donde se pudiera. La necesidad era urgente.
La razón es que el diluvio del jueves en la noche, como cada aguacero que se precipita sobre las afluentes de este municipio, lo dejaron sin agua en su casco urbano.
Por eso el desespero ayer. Por ejemplo en la calle Córdoba, la gente buscaba afanosamente canecas vacías para entregárselas a Arcesio, quien en su camioneta iría hasta Manga Arriba, una vereda donde había un nacimiento de agua.
"Ayer (el viernes) estuve todo el día llenando tarros para traer el agua, porque la gente lo necesita mucho", dijo Arcesio.
Una de las que ansiaba el preciado líquido era Margarita Carmona. Desde el daño del tubo, no tenía paz. Ella vive con su esposo y la madre de éste, quien está un poco delicada y le urge atención especial.
"Las sábanas están sucias y ella tiene que tener todo muy limpio. Imagínese sin agua, dos días. Es muy duro", explicó mientras cerraba la tapa de un recipiente para entregárselo a Arcesio.
El parqueadero
Poco a poco, el cielo que amaneció cerrado, fue abriendo la boca y el sol apareció. Aunque las calles estaban húmedas, la gente estaba sedienta. Era la paradoja, sequía por exceso de agua.
En una esquina estaba Félix Peña. Él es prejubilado y lleva más de 40 años viviendo en Girardota y ya sabe que si la lluvia es como la del jueves, es que el agua potable no llega.
"Aquí el servicio es muy bueno, pero sufrimos mucho cuando el agua se va porque son dos días en los que no sabemos como vamos a tener limpia la casa. Además para cocinar, nos toca comprar agua del garrafón", explicó.
Alguien que pasaba por allí, fue más allá y sentenció lo que ocurre en Girardota.
"Lo que pasa es que aquí el agua es la mitad de la vida".
Pero ¿cómo hacen, mientras tanto, los habitantes de este municipio para no morir de sed? Milagrosamente, en la mitad de un parqueadero hay un nacimiento de agua, en el cual la mitad del pueblo se ha surtido para no quedarse sin agua.
El parqueadero se llama La Salida y en un rincón está ubicado un pequeño pozo donde la gente llega con sus canecas, recipientes y botellas para sacar el líquido.
Una de ellas es Astrid Lucía Villa, quien llegó con su sobrino de dos años y dos baldes. Ella vive en el barrio Juan XXIII y aunque esta mañana atiborro cuanto tanque, vasija o vaso tenía en la casa con el suministro del carrotanque que pasó por su barrio, todavía no bastaba.
"Vine para llevarles agua a unos familiares que no pueden dejar la casa sola. Y este nacimiento ha sido la salvación para evitar que nos quedemos sin gota de agua".
La gente entraba y salía como Pedro por su casa y, por supuesto, el administrador del Parqueadero Francisco Yepes, los dejaba.
"Todo el pueblo ha venido. Este es un servicio, porque algunas veces el tubo se daña y queda esta opción", afirmó Yepes.
El problema es que hace como una semana, funcionarios de medio ambientes llegaron hasta el parqueadero con la idea de cerrar el nacimiento, con la razón que esa no era agua potable.
"Me parece un error, porque esta agua es clara y ha sido mucha la gente que se ha bañado, lavado platos, cocinado y hasta ahora no se han enfermado", aclaró.
Agua de nuevo
EPM anunció que hacia la media noche de ayer sería restablecido el suministro de agua hacia el municipio de Girardota.
Sin embargo, para aliviar un poco la demanda de los habitantes de este municipio, EPM puso a disposición tres carrotanques que circularon por la mañana de ayer por distintos barrios.
El alcalde de Girardota, Guillermo de Jesús Ochoa, reportó que 42 personas damnificadas permanecen en albergues temporales con todos los servicios básicos de alimentación, salud y techo.
"Vamos a buscar la manera de lograr que se reconstruyan sus viviendas. Por lo pronto vamos a pagar el arriendo durante tres meses", concluyó Ochoa.
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