La tortuga china de caparazón blando Pelodiscus sinensis es un animal muy adaptado a su acuático modo de vida, permaneciendo en las aguas medio saladas de estanques pantanosos y subiendo a la superficie para respirar.
Este testudino que suele alcanzar los 25 centímetros de caparazón posee una característica que lo hace inusual y que acaba de ser revelada por investigadores en el Journal of Experimental Biology: orina por la boca.
A veces sumergen su cabeza en charcos cuando sus hogares cenagosos se secan, lo que intrigaba a los científicos.
Yuen K. Ip, de la Universidad Nacional de Singapur, no era claro porqué si dependen del aire para vivir sumergen la cabeza si es improbable que respiren dentro del agua.
Como algunos peces excretan el nitrógeno sobrante como urea –además del amoniaco- y expelen la urea a través de las agallas, el grupo de científicos se preguntó si las tortugas hundían sus cabezas para excretar la urea a través de su boca, en la que poseen extrañas protuberancias tipo agalla.
Los científicos compraron algunas tortugas en el mercado local y las sumergieron en agua durante 6 días, midiendo la cantidad de urea que pasaba a la orina de la tortuga y encontraron que solo 6% del total era excretado a través de los riñones. Al sacarlas del agua y proveerles un charco donde pudieran sumergir sus cabezas, notaron que la sumergían ocasionalmente y permanecían con ella adentro hasta 100 minutos. Calcularon además la tasa de excreción de urea por la boca midiendo los niveles en el agua y hallaron que era 50 veces mayor que la excretada por la cloaca.
Cuando el equipo inyectó urea en las tortugas y midió sus niveles sanguíneos y en la saliva, entendió que los de la saliva eran 250 veces mayores que los sanguíneos. ¡Hundían su cabeza para orinar por la boca!
¿Por qué lo hacen cuando la mayoría de los animales excretan la urea por los riñones? Para los investigadores en su ambiente salado podría estar la explicación.